martes, 4 de noviembre de 2014

Wayúu: una cultura que se está desvalorizando

Entre los vendedores de esta atractiva tradición indígena, crece la preocupación en las ventas de sus artesanías. 

Por: Ana Escalante 

Mochilas Wayúu


Carmen Alicia Palacio y Nancy González, son indígenas wayúu que llegaron hace 18 años a Santa Marta para mostrar las artesanías de su tierra como: mochilas, pulseras, sandalias, chinchorros, collares, aretes, pulseras, hamacas, mantas entre otros. Siendo este su diario  vivir.

Otro de los factores por el que están aquí, es la cantidad de turistas que llegan en la temporada de vacaciones y para ellas esto es muy provechoso en sus ganancias. Se ubican en el callejón que está por la Biblioteca del Banco de la República, todos los días de 7 a.m hasta las 7 p.m., se colocan en las calles por lo que no tienen que pagar ni un centavo.


Se han sentido muy bien acogidas por la ciudad, durante sus años nunca han sufrido irrespeto por parte de los oficiales de la Policía. Pocas veces se han tenido que mover de su puesto,  pero es por temporadas y algunas veces las autoridades del sector les avisan que recojan temprano para que no las atraquen. Se sienten agradecidas porque hasta el momento no les han hecho nada malo.

A pesar de su cultura estas dos mujeres no impidieron que algunas de sus hijas terminaran el bachillerato y ejercieran una carrea profesional. Para ellas es un orgullo,  porque en su juventud no tuvieron esta gran oportunidad.

Nancy comenta alegremente que su hija mayor, es Comunicadora Social y Periodista y actualmente es presentadora del canal regional de la Guajira y la hija de Carmen, es docente en el mega colegio del barrio Timayui, lugar donde viven.

El principal interés por lo que estas  dos mujeres llegaron a la ciudad, fue para mostrar el arte de su tierra Wayúu. Carmen asegura que es una de las primeras en vender este tipo de artesanías en Santa Marta.

Pero ve con gran preocupación el devalúo de su arte, por lo que hoy en día hay demasiada competencia en este campo y las personas que llegan a comprar siempre están en busca de rebajas, sin  valorar primero el trabajo a mano que esto lleva.

Le indigna más que ellas se encargan de elaborar la “mercancía” y no les quieren pagar por sus mochilas más de 150 mil pesos, pero cuando van a un tienda como la que se encuentra en el centro comercial Buenavista si dan más de 200 mil pesos.

También afirma que algunos de sus compañeros que trabajan cerca de su puesto, se han encargado de no darle mucho valor a sus artesanías por estar pendiente de vender más que el otro. Mientras que Carmen y Nancy venden una mochila en 160 mil pesos, el de al frente la vende a 100 mil pesos.

Otra cosa que no les gusta es que den clases a particulares de sus técnicas, algunos cobran hasta 5 mil pesos por enseñar estos tejidos particulares. Pero para estas señoras les incomoda puesto que en su cultura es algo sagrado porque sus abuelas les enseñan a tejer desde muy pequeñas.

La elaboración de estas artesanías causa curiosidad y sus mochilas son muy atractivas por la variedad de colores fuertes que usan, sus diseños y la complejidad de técnicas usadas en su elaboración. Los motivos típicos en esta cultura se basan en figuras geométricas que simbolizan elementos de la naturaleza.

Por esto hace varios años una estudiante de Medellín le realizó una entrevista a Carmen Alicia Palacio, la cual fue publicada en una revista. Desde ese día esta chica le colabora con los hilos artesanales. De igual forma el Estado les brinda un subsidio por ser   indígenas Wayúu.

Cuando hay temporadas bajas y no tienen muchos ingresos económicos, se dedican también a remendar cualquier tipo de elementos que sean tejidos. Tienen una variedad de precios que son accesibles para cualquier persona que van desde los 65 mil hasta 160 mil pesos. Lo más caro es el chinchorro que está hastá millón quinientos mil pesos porque son hechas con tejidos compactos y son mucho más pesadas.

Para estas mujeres no es simplemente vender por ganarse la vida, para ellas es una forma de representar y mostrar su cultura por medio de su arte, que es una tradición que aún permanece e intentan que no se pierda.

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