Entre los vendedores de esta atractiva
tradición indígena, crece la preocupación en las ventas de sus artesanías.
Por: Ana Escalante
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Mochilas Wayúu |
Carmen Alicia Palacio y Nancy González, son indígenas wayúu que llegaron
hace 18 años a Santa Marta para mostrar las artesanías de su tierra como:
mochilas, pulseras, sandalias, chinchorros, collares, aretes, pulseras,
hamacas, mantas entre otros. Siendo este su diario vivir.
Otro de los factores por el que están aquí, es la cantidad de turistas
que llegan en la temporada de vacaciones y para ellas esto es muy provechoso en
sus ganancias. Se ubican en el callejón que está por la Biblioteca del Banco de
la República, todos los días de 7 a.m hasta las 7 p.m., se colocan en las
calles por lo que no tienen que pagar ni un centavo.
Se han sentido muy bien acogidas por la ciudad, durante sus años nunca
han sufrido irrespeto por parte de los oficiales de la Policía. Pocas veces se
han tenido que mover de su puesto, pero
es por temporadas y algunas veces las autoridades del sector les avisan que
recojan temprano para que no las atraquen. Se sienten agradecidas porque hasta
el momento no les han hecho nada malo.
A pesar de su cultura estas dos mujeres no impidieron que algunas de sus
hijas terminaran el bachillerato y ejercieran una carrea profesional. Para ellas
es un orgullo, porque en su juventud no
tuvieron esta gran oportunidad.
Nancy comenta alegremente que su hija mayor, es Comunicadora Social y Periodista
y actualmente es presentadora del canal regional de la Guajira y la hija de
Carmen, es docente en el mega colegio del barrio Timayui, lugar donde viven.
El principal interés por lo que estas dos mujeres llegaron a la ciudad, fue para mostrar
el arte de su tierra Wayúu. Carmen asegura que es una de las primeras en vender
este tipo de artesanías en Santa Marta.
Pero ve con gran preocupación el devalúo de su arte, por lo que hoy en
día hay demasiada competencia en este campo y las personas que llegan a comprar
siempre están en busca de rebajas, sin
valorar primero el trabajo a mano que esto lleva.
Le indigna más que ellas se encargan de elaborar la “mercancía” y no les
quieren pagar por sus mochilas más de 150 mil pesos, pero cuando van a un
tienda como la que se encuentra en el centro comercial Buenavista si dan más de
200 mil pesos.
También afirma que algunos de sus compañeros que trabajan cerca de su
puesto, se han encargado de no darle mucho valor a sus artesanías por estar
pendiente de vender más que el otro. Mientras que Carmen y Nancy venden una
mochila en 160 mil pesos, el de al frente la vende a 100 mil pesos.
Otra cosa que no les gusta es que den clases a particulares de sus
técnicas, algunos cobran hasta 5 mil pesos por enseñar estos tejidos
particulares. Pero para estas señoras les incomoda puesto que en su cultura es
algo sagrado porque sus abuelas les enseñan a tejer desde muy pequeñas.
La elaboración de estas artesanías causa curiosidad y sus mochilas son
muy atractivas por la variedad de colores fuertes que usan, sus diseños y la
complejidad de técnicas usadas en su elaboración. Los motivos típicos en esta
cultura se basan en figuras geométricas que simbolizan elementos de la
naturaleza.
Por esto hace varios años una estudiante de Medellín le realizó una
entrevista a Carmen Alicia Palacio, la cual fue publicada en una revista. Desde
ese día esta chica le colabora con los hilos artesanales. De igual forma el Estado
les brinda un subsidio por ser
indígenas Wayúu.
Cuando hay temporadas bajas y no tienen muchos ingresos económicos, se
dedican también a remendar cualquier tipo de elementos que sean tejidos. Tienen
una variedad de precios que son accesibles para cualquier persona que van desde
los 65 mil hasta 160 mil pesos. Lo más caro es el chinchorro que está hastá
millón quinientos mil pesos porque son hechas con tejidos compactos y son mucho
más pesadas.
Para estas mujeres no es simplemente vender por ganarse la vida, para
ellas es una forma de representar y mostrar su cultura por medio de su arte, que
es una tradición que aún permanece e intentan que no se pierda.
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