lunes, 17 de noviembre de 2014

Más que riquezas materiales, tesoros históricos

Nuestros periodos de perfeccionamiento.


Por: Linda Romero



Museo del Oro.

El Museo de Oro de Santa Marta, casa cultural de dos pisos que fue reformada durante 6 años, y que abrió sus puertas a un sin número de curiosos el día 25 de octubre de 2014, ubicada entre las  calles históricas 14 y 1 C, esta galería nos muestra una gran variedad de riquezas aunque solo enmarque en su nombre “oro”.

Al ingresar a este lugar con poco aspecto de museo, sino de casa histórica de la ciudad, nos encontramos con el periodo Neguanje que abarca desde 200-900dC, donde se explica que en nuestra hermosa sierra nevada, rodeada de aguas cristalinas vitales para la ciudad; se encuentran 4 tipos de etnias diferentes y de igual manera la diversidad animal en esta zona.

En periodo de nuestros antepasados predomina la cerámica, se desarrollaron las técnicas y decoraciones, con preferencias por diseños curvilíneos e incisiones finas con trazos firmes, la mayoría de estas cerámicas eran en pigmentos rojos.


Por consiguiente, como se mencionó anteriormente este museo no solo muestra las riquezas de nuestros antepasados, también nuestras manifestaciones culturales como lo son las fiestas del Caimán en Ciénaga que se realizan todo los inicios de año.

Con este escrito quiero enmarcar las grandes tradiciones de nuestros antepasados, razón por la cual me atrevo a decir que el periodo que más marco nuestro desarrollo y me llamó la atención fue el periodo Tairona, que abarca los 900 - 1600d.C. lapso de tiempo en el cual se destacó la orfebrería, nuestras relaciones estrechas con el norte y centro de Colombia. Se denominaron las técnicas del martillado, el vaciado de cera, el gusto por las superficies roscadas, la uniformidad de las aleaciones y técnicas que mantuvieron por mucho tiempo.

Esta vasija de la fase Tairona era llamado como “urna de la mesa”, se colocaba debajo de la mesa y se empleaba para depositar los huesos de un cuerpo junto con sus pertenencias.

Adentrándonos cada vez más en medio de tanta abundancia cultural, nos encontramos en el centro con un inusual museo, en el cual se encuentran las
“Bancas del aprendizaje” puesto que todo visitante que descanse en estas sillas lo rodean avisos donde se resume nuestra historia.

Desde el balcón se observa la escultura y el parque de quien se hace tanto hincapié en el segundo piso, de nuestro libertador Simón Bolívar.

En sus tradiciones se enmarca lo místico, sus mitos eran mezclas de los animales más feroces de la selva,  los cuales eran la guía, de lo que se iban a convertir los pecadores, o era la manera de ahuyentar las malas vibras; según lo anterior lo podemos contrastar un poco con el periodo Gótico de Francia, puesto que sus gárgolas eran recopilaciones de los seres místicos más temidos, que se construían en las entradas de las iglesias para estar como barrera a los pecadores que no ingresaran a la iglesia.

Por consiguiente, esta casa cultural que era el Banco de la Republica, fue  declarada Monumento Nacional en 1970, porque  estuvo en cámara ardiente el Libertador Simón Bolívar; todo esto lo realizaron para poder  entregarle a la capital del Magdalena un espacio cultural e histórico. A diferencia de muchos museos esta organización es sin ánimo de lucro, puesto que el ingreso es totalmente gratuito.

Esta constituido por cuatro salas temáticas: ‘Sociedades prehispánicas’, donde se exhiben  piezas de orfebrería, cerámica, concha, hueso y piedra de los antiguos pobladores de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre las que sobresale la figura del hombre murciélago, que representa el poder y capacidad de los líderes- chamanes para transformarse en este mamífero nocturno.

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