martes, 4 de noviembre de 2014

El sexo, más que un placer, un trabajo

Mujeres de la vida fácil, pero lo que nadie  se imagina es que no es fácil y mucho menos vida.

Por: Yiseth Rodríguez


Ricas, pobres, flacas, gordas, negras, todas son iguales y a la vez tan distintas, unas por placer, otras por necesidad y una minoría simplemente por salir de la rutina. Las fiestas, las calles y hasta sus hogares, son los puntos donde ellas ejercen su labor.

Según la Constitución Política de Colombia: toda persona tiene derecho a un trabajo y a una remuneración por su labor.
De hecho, las oportunidades de una mejor calidad de vida, son el sueño de toda persona y aunque no lo vean como un trabajo honesto, es el más complicado de todos, es desgastador, se consume la belleza y el estado físico. Lo peor es que todos los clientes no son iguales, unos buscan compañía, otros placer y muchos quieren maltratar, pero esas son las consecuencias de este trabajo.


Muchos lo ven como un trabajo, otros como una abominación, y una gran parte como una salida de la pobreza, pero no sabemos porque lo hacen, si lo hacen por condiciones extremas o porque les gusta.

‘Luna’,  una mujer alta, con ojos tan grandes y negros como la inmensa oscuridad, con piel tan suave como el terciopelo, y esa figura de reloj de arena que hipnotiza a cualquiera con solo penetrar su mirada en ellos y morderse los labios con esa intensa necesidad de satisfacer los deseos del hombre que la mira.

Una dura niñez

Hija de padres separados y mayor de 5 hermanos, Luna, con tan solo 15 años tomó las riendas de su casa, debido a que su madre cayó en una profunda depresión, al ver que el hombre que tanto amaba se fue con una mujer mucho más joven que ella. Luna comenzó a trabajar en el día como mensajera en una oficina y de noche iba al colegio, pues solo le faltaba un año para graduarse de bachiller.

Una mañana de  camino al trabajo,  un carro la detuvo con la intención de llevarla, y para sorpresa de ella era el jefe  que le había dado la oportunidad de trabajar siendo menor de edad.  Ella sin malicia alguna, se subió al   carro sin esperar la cruel escena que marcó su vida para siempre, el jefe, el hombre más respetado en ese entonces, quiso cobrarse el favor de otra manera y sin ella esperarlo, él se le lanzó encima y la violó, destrozándole sus partes íntimas y su corazón, desde ese día ella no volvió a trabajar ahí.

Los días pasaron y ella aún no asimilaba esa dura acción que cambió y marcó su vida para siempre, pero la vida continuaba y la ilusión de sacar a su madre y a sus hermanitos adelante era lo que le daba fuerzas para luchar. Comenzó a preguntarle a conocidos y amigos sobre un trabajo y hubo una persona que le comentó sobre una fiesta y que necesitaban unas amigas para que sirvieran de damas de compañía. Luna  decía que ya no le podía pasar nada peor, así que aceptó. Y desde ese día, Luna se convirtió en la dama que ilumina la noche de los  hombres que buscan perderse en su cuerpo.

La vida no es fácil

Luna cuenta:

Esto ni es vida, ni es fácil. No es fácil acostarse con hombres asquerosos y viejos que solo buscan que le chupen el culo y fingir placer con todo el que pase por la habitación. Y no es vida porque muchos nos golpean o muerden, de hecho, son pocos los que nos tratan bien, de una u otra forma  ellos creen que tienen el  derecho de maltratarnos porque somos trabajadoras sexuales, y no es así, somos mujeres de carne y hueso que sentimos, solo que  aprendimos hacer buenas actrices  para ganarnos el premio nobel, o en nuestro caso, para llevarnos la mejor paga.

Un servicio está dividido por platos, la entrada o abre boca, en ésta  solo buscan contacto visual, eso quiere decir que solo quieren vernos bailar y desnudarnos delante de ellos.
Primer plato, consiste en sexo oral y juegos.
Segundo plato, es baile, sexo vaginal y juegos.
Y el  plato más caro es el postre, que incluye todo.
Pero esto no solo es de hombres, también hay muchas mujeres que buscan aventuritas. Los precios cambian dependiendo qué plato quieren y si es extranjero o nativo. De igual forma, el precio aumenta el doble o hasta el triple cuando un cliente quiere tener relaciones sin preservativos.

 La gente nos discrimina por acostarnos con hombres casados y solteros, en fin, hombres que buscan placer y si en empresas abusan de mujeres gratis o por mantenerlas en puesto, nosotras por qué no podemos cobrar por un servicio que estamos brindando.
Con esto no quiero decir que toda la vida me voy a quedar en esto, pero sí hasta que mis hermanitos terminen sus estudios.

Las niñas rubí

Estas niñas que oscilan entre los 15 a 18 años, son las más deseadas, debido a que son las jóvenes vírgenes que subastan en los shows de media noche. Muchas de estas niñas son hijas de trabajadoras veteranas que se han dedicado toda su vida a esta profesión.
Gloria, es una de las más pedidas en el burdel, y, aunque solo tiene 16 años habla de la “carrera” con mucha experiencia y seguridad. Aunque para muchos de mis lectores suene impactante,  ella prefirió dejar de jugar con muñecas y empezar a jugar con hombres y mujeres que buscan satisfacción sexual.

Dalila, como todos sus clientes la conocen cuenta:

Yo empecé a los 14 años, como todas comencé con el contacto visual y como soy de atributos pronunciados atraigo mucho a simple vista, al principio me pareció muy fácil, pero sabía que solo era el comienzo y sí que lo era. La primera noche que me subastaron yo estaba tranquila porque sabía que de ahí en adelante yo iba a ganar mucho dinero, pero me estrellé con la cruel realidad de los prototipos de mujer.

 Para los clientes las “niñas rubí”, entre más sencilla más llamativa y claro que tenía lógica, ellos buscaban delicadeza, inocencia, niñas que olieran a vírgenes; y aunque yo era virgen en ese momento, mi físico expresaba más edad. Pero en fin, después que vendí mi virginidad  empecé a llamar más clientes, pues yo les ahogo a ellos locuras, cosas que mis otras colegas no se atreven hacer.
A mi corta edad siento que he vivido y he gozado lo que muchas en años no han logrado, no sé hasta dónde voy a llegar, lo que si se, es que tengo que aprovechar al máximo la belleza que Dios me regaló.

  
Ellas también cuentan

A través de la sección de sanidad, se lleva a cabo el registro de prostitutas, que contiene la inscripción de pupilas. De esta manera controlan la cantidad de mujeres que se dedican a este oficio, tanto en el aspecto de la salud, debido a que están sujetas a una revisión física periódica y es obligación realizar esta  inspección sanitaria por parte de la sección de Sanidad.

Les cobran impuesto por ejercer este oficio y pagan según les corresponda la categoría a la que pertenezcan, desde la primera hasta la cuarta clase.  Las  mujeres que ejercen  la prostitución tienen que presentar su solicitud ante el director de la sección de sanidad expresando su nombre, domicilio, edad, origen y afiliación, la casa en la que van  a vivir, si es aislada (las habitaciones  solas) o como pupila (las que trabajan en burdeles); el lugar del burdel al que van a pertenecer y el nombre de la  proxeneta  de ese establecimiento; su declaración de libre voluntad para dedicarse a la prostitución, y que estaban dispuestas a practicarse el reconocimiento médico indispensable de salud.

Cuando se presenta una calamidad a nivel de salud, como una gripa, malestar general o en su defecto enfermedad venérea, ellas tienen una incapacidad de  tres meses, en las que son tratadas con medicamento, pero si la enfermedad persiste,  su credencial las inhabilita como  no aptas para ejercer el oficio. 




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