lunes, 17 de noviembre de 2014

El paraíso desolado

Playa, brisa, mar  es lo que muchos conocen del corregimiento que queda a menos de 10 minutos de Santa Marta. 

Por: Ana Milena Lozano 



Tagangueros en plena actividad pesquera.


Bello paisaje, deliciosa comida, diferentes tipos de culturas, esto es lo que te encuentras al visitar Taganga. Pero ¿qué significa para los nativos? Personas que día tras día se levantan a trabajar para poder cubrir sus necesidades, que mientras unos disfrutan y gozan de sus playas ellos tratan de buscar clientes para tener al final del día un buen pago, esas  personas que cuando pasas te encargas de ignorarlas porque como todo en la vida, solo te importa lo que pase contigo.

Es el caso de Farid Antonio Márquez  un pescador que tiene cerca de 35 años de dedicarse a esta labor con la que ha sacado adelante a su familia, quienes solo dependen del sustento de Farid.

“La jornada comienza a las cinco de la mañana y termina a las cinco o seis de la tarde, o sea que nosotros laboramos en el día, 12 o 13 horas. Este trabajo es diurno. Somos una red de ‘chinchorreros’ que fue creada en el pueblo aproximadamente hace dos siglos”. Expresó Márquez.


Algunas playas de Taganga son su ‘lugar de trabajo’, comprendido por pocos y criticado por muchos, que por lo general son turistas o visitantes que llegan de Santa Marta, con los que tienen que luchar de manera paciente porque el lugar es turístico. Sin embargo, se la ‘guerrean’ todos los días de su vida con sus grandes mallas de nailon, que son quienes llevan la comida a sus casas.

Al pasar por sus calles puede  notarse la forma en cómo viven muchas de las  familias, de cómo los niños viven sumergidos en un mundo totalmente diferente al que deben estar. La infancia que es lo primordial para la etapa de crecimiento de un niño, como pasar por las muñecas, los juegos en la calle, la inocencia de no querer tener al lado un niño. Muchas cosas más son las facetas que deben atravesar los tagangueros en su niñez, pero que tristemente no se ve en estos.                                                                  

Las motos, las fiestas, los amigos es lo que prima para la juventud de la zona, tomando los ejemplos que les imponen muchas veces sus padres. Padres que luchan todo el día con las competencias para tener en la noche dinero y así poder gastárselo en las tiendas o discotecas con los amigos y familiares que deseen acompañarles.

Mario Vega habitante del corregimiento, es uno de los jóvenes que ha sabido llevar su vida de buena manera, trabajando duro y honestamente, con la compañía de su padre quien desde muy pequeño lo ha enseñado a trabajar con él para que vea que la vida no es tan fácil y sepa que si quiere comer hay que trabajar.

“Gracias a mi pa’ es que puedo decir que he salido adelante porque él me ha empujado para ser alguien en la vida, me ha enseñado a agradecer cada peso que nos ganamos, porque hoy tenemos para comer, mañana tal vez no, a no mal gastar la plata en cosas que no son necesarias o en vicios, eso aquí en Taganga se ve mucho por eso él me cuida de las malas amistades, siempre me lo recuerda que él no quiere que sea como el cuándo estaba joven que no supo aprovechar lo que sus padres le brindaban y por estar de fiesta en fiesta y tomando no pudo estudiar y le tocó trabajar duro para sacarnos adelante. Tengo 19 años y puedo decir que gracias a lo que he aprendido con la ayuda de mi padre apenas me gradué del colegio quiero ingresar a la naval, y sé que no es fácil pero ¿qué en esta vida lo es? Con la ayuda de mi Dios y de mi pa’ yo podré realizar mis metas y una de ellas es salir de este pueblo”, expresó Mario.

Esto es Taganga, gente guerrera que lucha por sostener día tras día sus familias olvidándose muchas veces de sus verdaderos principios por tan siquiera obtener ganancias en sus trabajos y poder cubrir con sus necesidades. Es así el vivir  de los pescadores, lancheros  y cocineras.

Drogas y prostitución

Es uno de los sitios más apetecidos por los extranjeros para vivir, Taganga se ha convertido para los habitantes en el paraíso nocturno, donde ellos pueden tener lo que quieran o si no conseguirlo. Muchas personas piensan que no es cierto que aquí solo hay paz y armonía pues no es así, en el paraíso se ve de todo.

Desde la venta de marihuana hasta la prostitución, cosa que en todos lados se ve hoy en día, pero que en esta zona se ha incrementado por la llegada de extranjeros ambiciosos que solo llegan a dañar la tranquilidad de  la gente. Aprovechándose de la necesidad de las niñas o mujeres para explorar sus cuerpos y así proferí el abuso sexual de menores en la región.

El extranjero Donald Reynolds es uno de los turistas que se ha hospedado en el  corregimiento para pasar algunas semanas y disfrutar de las hermosas playas y gozar de su paisaje, pero que tristemente se le ha notado su asombro al observar como ha decaído no solamente el turismo sino la cultura,  al ver cómo las niñas se venden por cualquier peso.

“El ser Taganga un destino turístico internacional y en vista del auge que en Europa tiene  la prostitución, era apenas obvio que llegará aquí, al tener la mujer latina fama de exótica  y el hombre latino de fogoso y bien dotado, puesto que la prostitución para este caso no distingue género y siempre va de la mano con las drogas. Por lo tanto, en una ciudad donde se caracteriza por atendernos  bien y con la premisa colombiana “el cliente siempre tiene la razón” Taganga en caso a lo anterior le dio a sus clientes lo que para ellos era el paraíso: droga y sexo a buen precio en el mismo lugar,  porque puedes conseguir las dos cosas por un precio mínimo. En mi caso una niña la noche pasada me quiso vender su virginidad, yo quedé sorprendido al escucharla pero ya te vas acostumbrando al pasar los días aquí”. Comentó Reynolds.

Se ha convertido en uno de los lugares principales  de explotación sexual infantil en el país e incluso en el mundo. La temporada de vacaciones se convierte en rebusque también, y por esa razón muchos padres de familia obligan a sus hijos menores de edad a que ejerzan la prostitución en sectores exclusivos de la capital del Magdalena.

Muchas familias pobres les están inculcando a sus hijas que se casen con un extranjero para tener mayores ingresos o que ejerzan la prostitución para que les lleven dinero todos los días. Los turistas que vienen, en su mayoría son  israelíes e ingleses, que prefieren a las chicas blancas o morenas, de entre 14 y 17 años, para pasar la noche y consumir droga. También hay casos de niños que sirven de acompañantes a homosexuales extranjeros o nacionales.

Son estas las vivencias por las que pasan los nativos, puesto que tienen que mostrar una sonrisa y cara bonita para los turistas para poder ganarse el pan de cada día, teniendo en su casa a una familia triste y desorientada esperando el sustento que muchas veces no les alcanza ni para la comida de la noche. 

Los kioscos 



“Es guerreado el trabajo, y no todos los días son buenos tenemos semanas donde no entran ni una persona a almorzar, y nos toca dejar la comida hecha para el día siguiente, hay veces que nos toca rezar el kiosco para ver si es que nos echaron algún rezo sucio para que no entre nadie, porque lo que si tiene la gente de aquí es que es muy envidiosa, si ellos ven que nos está yendo bien enseguida comienza la envidia, y disculpe la palabra niña pero los hijueputas si son bien envidiosos” Expresó Nubia Sánchez propietaria del kiosco  número 13.

“Llegar a las siete de la mañana, preparar el kiosco, sacar las mesas, organizar la cocina, alistar la comida para cuando lleguen los turistas puedan degustar de un excelente servicio, servicio que pocas veces es reconocido por los mismos. Es un trabajo agotador, esclavizante donde juega la suerte, porque así como hoy vendió uno de los kioscos el otro no vendió nada, y es ahí donde inician las envidias”. Comentó Idalmy Salgado Vargas, cocinera.

Todo es un negocio, todos tienen la posibilidad de ganar si son astutos, sea por llevar el agua, por traer clientes, por vender o comprar pescado, por recoger botellas. Es una zona donde a diario hay nuevas personas a quienes ofrecer los servicios de lanchas, comidas, hoteles, pero que muchas veces esto no es suficiente para los tagangueros porque hay meses en los que no tienen ventas, y tienen que rebuscarse para poder subsistir, es ahí donde buscan lo más fácil según ellos que es robar, prostituirse o incluso servir de mulas para los extranjeros que vienen a reclutar gente puesto que muchos de ellos no han ni siquiera terminado el colegio y se le es difícil encontrar un trabajo decente.

Cuando se sientan solos  y olvidados por las personas que los quieren recuerden a los habitantes que viven en Taganga que muchas veces los humillan los señalan o hasta incluso los discriminan, pero porque nadie sabe la vida qué tienen que pasar para poder tener un pan en la comida o para darle unas sandalias a sus hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario