martes, 20 de mayo de 2014

Noventa minutos más tiempo extra

Guayos, un silbato y el  balón 
Por: Andrea Gallardo

El pitazo inicial le otorga el balón a los pies de los visitantes, pero  no llegaban a la portería con ocasiones especialmente claras. Liderando como siempre ex jugadores de fútbol  y  defendiéndose el equipo de Cajamag, disputan un recital de fútbol en un encuentro que sirvió para encumbrar a las estrellas pasadas del fútbol colombiano.

Así llegó el primer gol, del barranquillero Roberto Polo, nuestro famoso delantero, el portero visitante hace un saque largo, Lin Carlos  recibe de pecho espléndidamente quien es marcado de cuerpo a cuerpo  y haciendo gala de su calidad, con una jugada evasiva logra salirse de la marca, hace un cambio de frente que recepciona  Rojano que gambetea y deja en el camino a Polo que saca un potente disparo que ingresa al pórtico rosando el ángulo del poste derecho del arquero y encajó un  ¡gol! Que nos acercaba al inicio de una historia de apasionados.


Entre unas frías y el son sonar de un vallenato, un conocido jugador retirado que nació el 26 de diciembre de 1980, en la ciudad de Barranquilla se presenta como Roberto Polo, delantero de nacimiento que creció en un barrio humilde de ‘la arenosa’ y en un partido de barrio fue fichado por quien le dio la oportunidad de jugar en una escuela de fútbol y le aseguró un futuro profesional, pero por ‘falta de recurso’ este puntero rechazó el consejo.



Pero era tal el interés de este gran ser humano que decidió patrocinarlo, cubriendo todos los gastos para ver a Polo triunfar y fue así como éste neófito consigue sus primeros guayos y juega en la Primera C en Soledad, se prueba en el Junior y solo consigue pasajes para Santa Marta en donde se realizaba una convocatoria para cuatro cupos, entre esos dos para su posición; entre más de mil jóvenes soñadores Roberto fue escogido, y este fue el inicio de un sueño que se hizo gloria al ser convocado a la selección Colombia como reemplazo de Radamel Falcao  García anotando dos del 5-2 a favor de Colombia en el juego contra Venezuela.


Este ex jugador menciona singulares conflictos que se presentan en la cancha entre esos ‘pechar y rodear al árbitro’ porque se equivocó, pero destaca  en ellos la autoridad y la disciplina que ahora mismo caracteriza a un samario estrella, Juan Pontón árbitro categorizado por la  Federación Internacional de Futbol Asociados, FIFA, que como ser humano y juez  tiene la tarea más ardua en la cancha, no equivocarse. 

Así mismo, Lin Carlos Henry jugador samario que creció en el barrio Simón Bolívar es la muestra de que ‘uno no es profeta en su tierra’ puesto que debutó en el Unicosta de Barranquilla, este volante mixto fue campeón con el Cúcuta en el 2006, equipo en el que vivió su mayor alegría  cuando  a 30 metros de distancia anota un gol de tiro libre y le da la victoria a su equipo y un puesto en la Copa Libertadores.

Pronto se graduará como director técnico de futbol profesional y comenta que desde esta posición reconoce que admira a los árbitros, seres humanos que en fracción de segundos deben tomar decisiones y que son difíciles de querer cuando se equivocan pero califica de magnifico el papel de Pontón que ha demostrado criterio, personalidad y seriedad; y que además confirma que en  esta tierra de futbolistas también salen buenos árbitros. 

Un colega de Lin Carlos interrumpe el tema y reafirma la calidad humana y profesional de éste grande del arbitraje, Richard Pontón es entrenador técnico del equipo de Cajamag, hermano de ‘Juancho’ como le dicen los amigos, Richard  afirma que él lo trajo hasta Santa Marta, en vista que su hermano al igual que él tenían futuro como futbolista, de diez hermanos tres de los Pontón soñaban con llegar a la profesional pero solo Richard lo fue como futbolista, Juan como árbitro y su hermano mayor como persona, porque los golpes de la vida lo lesionaron y solo hoy Juan hace su sueño realidad.

En el tiempo que éste hermano orgulloso fue futbolista celebraron juntos las glorias y derrotas cien partidos se poyaron cuando Richard se agravó de sus rodillas por ruptura del ligamento cruzado y hoy día como cuando eran niños se apoyan en el éxito de ‘Juancho’.  Y se alegra de la decisión oportuna de su hermano por el arbitraje, “esa es su vocación para el orgullo del departamento”, afirma con una sonrisa de orgullo.

Pero, ¿De dónde salió el aliento para el silbato inicial?, en una tierra de futbolistas nace un árbitro estrella, Juan Pontón se suma a la lista trayéndole a la costa Caribe un nuevo réferi con la escarapela de la FIFA, condición que no se presentaba en dicha región desde hace muchos años cuando Jesús Díaz logró el mismo reconocimiento.

Silbato inicial

Este partido de vida inicia con un cesarense que se preparó toda su adolescencia en el municipio de Astrea, Cesar; posteriormente aumenta sus entrenamientos al llegar a  Santa Marta al barrio Curinca con el sueño de ser futbolista, pero en su camino se cruza la cancha del barrio donde vivía, unos guayos, un silbato, dos tarjetas y un partido de niños sin juez; elementos que le dan la posibilidad de integrarse al Colegio de Árbitros del Magdalena.

Recuerdos que aún guardan esos pequeños, caso de uno de esos amateur que hoy se encuentra entrenando en el Cúcuta Deportivo, buscando un cupo para ser profesional. Brayan Gallardo un samario con hambre de fútbol y sueños de gol afirma que es un orgullo ver a ‘Juancho’ donde está y es ese ejemplo de superación que me impulsa a seguir en esto, a pesar de lo difícil que es alejarte de lo que amas  es placentero hacerlo por acercarte a lo que te apasiona. 

Con 34 años recuerda su origen con orgullo, y  una sonrisa sensitiva  expresa haber tenido una niñez muy hermosa, “donde nos bañábamos en el río, jadeábamos el ganado y jugábamos fútbol” refiriéndose con cada gesto a su talentoso equipo de sangre, sus once hermanos. Orgullo de una madre aficionada a los sueños de sus hijos, que no abandona su lucha de consejera y alcahueta a pesar de la distancia que los kilómetros separan, pero que la televisión y una llamada antes del juego unen, afirma la madre de los Rodríguez.


En la banca  

Este como todo partido no tenía aun definido los titulares, y Pontón no fue escogido, le toco banquear mientras se lucía por años en el mercado público de Santa Marta, bulteando  anhelos  en sus hombros y empacando fuerzas en la Distribuidora el Sembrador, Juan se destacó por ser un trabajador confiable y de admirar, entrenaba a las cuatro de la mañana y se le daba permiso de llegar al terminar. Pero la posibilidad de un futuro corriendo por los campos de juego que siempre soñó no lo despegaron de la tierra, pues nunca abandonó su trabajo.

El esmero y la disciplina de este joven lo ha llevado hasta donde está afirma el dueño de la empresa, Joel Gallardo junto con sus empleados lo recuerdan mucho y constantemente lo llaman a felicitarlo. Entre risas, sus antiguos compañeros de trabajo dicen que Juan siempre ha sido “echado para adelante”, cuando pitaba en la B nunca rechazó trasnochar empacando cuando algún viaje de mercancía llegaba, trabajaba los sábados, y ahorraba las dos quincenas, pero también lo estiman por vanidoso  pues en uno de los tantos viajes en carreta le cedía el manubrio de esta a sus compañeros y se subía al andén cuando veía salir las niñas del colegio cercano al sector, así mismo uno de sus amigos de la empresa Erwin Cantillo, comenta que siempre que ‘Juancho’ pita, nos vemos el partido.


Calentamiento

Aunque en los sueños de Pontón siempre estuvo correr en una cancha de fútbol, pero nunca acompañado de un pito ni alejado de un balón. Amar el arbitraje  fue la coincidencia más linda, y aunque siempre quiso jugar de volante 6, en el mediocampo de un estadio de fútbol. Cuando esas dos tarjetas y ese silbato se interpusieron supo que esto siempre había sido lo suyo, y las oportunidades fueron haciéndose mejores y más exigentes. Iniciando en la Primera D como su sueño de niño,  pero esquivando el balón, considerando  jugadas  e impartiendo justicia.

Y si bien en la posición menos famosa del mundo en un campo de fútbol y con los peores cánticos, este arbitro calienta con pasión su corazón antes de iniciar y encomendado a ese Dios avanza a la primera A del fútbol colombiano, después de dos años de perseverancia y de sudar una camiseta con decisiones que marcan el éxito de una jugada.

Ilusión de juego  

Después de años de intentarlo lo logró, la ilusión de ser un árbitro profesional lo inundó pero fue efímero, como la fama que nunca espera tener; pues por cambios en la comisión lo bajaron nuevamente a la Primera B, pero Pontón no se frustró, la fe,  la perseverancia y las ganas de triunfo lo llevaron a obtener lo que quería, reconocimiento. Lo ascendieron a la Primera A y poco después reconocido como árbitro FIFA, internacional.  

Este arbitro de estatura destacable y mirada sincera, observa con orgullo su éxito profesional visionando su realidad sentado en frente de una cancha de micro fútbol; campos que toda la vida lo han acompañado y le han acelerado las pulsaciones más remotas del corazón y que hoy lo enorgullecen desde la tribuna viendo a su hija menor María Claudia disfrutando del fútbol, compitiendo por un triunfo. Otra integrante del equipo Pontón que hoy viste la camiseta de la Selección Magdalena y  el orgullo de ser hija de su padre.

Pitazo final

Cuando arbitras un partido de fútbol sudas responsabilidad y son escasos segundos los que tienes para decidir, son muchas las intenciones de juzgar pero es más alta la responsabilidad y cuando las cosas se complican una tarjeta calma a una tribuna y molesta a la otra, asegura este juez de cancha. Quien recuerda entre sus más difíciles partidos el que tuvo que pitar entre Once Caldas vs Tolima, cuando el jugador Wilder Medina volvió a la cancha después de haber sido expulsado por uso de drogas, Medina anotó dos goles y cada movimiento lo sufrí, fue un partido muy cerrado pero siempre tuve en mente la objetividad del juego y gracias a esto culminó de la mejor manera.
 
Es de humanos errar y de árbitros también, pero nunca enmiendo un error, sería como equivocarme el doble, simplemente dejo el error atrás y trabajo para demostrar calidad, asegura Juan que es su estrategia para ser de los mejores.


No hubo una definición, el empate lo llevó a tiempo extra, pero Juan no se rinde y en esos quince minutos de juego se luce y con una brillante jugada consigue otro triunfo, un distintivo de calidad y la opción de dirigir el torneo Esperanzas de Toulun 2014, en Francia. Noticia que lo condecora y que lo llena de seguridad que para el próximo mundial pisará campos de futbol rusos, ‘en el nombre de mi Dios’ afirma este samario que le demuestra al mundo que en Santa Marta también nacen estrellas del arbitraje.
Pontón, un estandarte del arbitraje colombiano se despide diciendo, que el tiempo de Dios es perfecto y esto equivale a 90 minutos más tiempo extra de amor, pasión y responsabilidad.

Noticia para su familia, su tierra y su país dada a conocer por el periodista Luis Fernando Benjumea quien se encontraba en la ciudad de Cali, en el Estadio  Olímpico Pascual Guerreo mientras el Unión Magdalena disputaba tres puntos  contra del Depor Fútbol Club, cuando escuchó el dato que nuestro árbitro FIFA era uno de los tres colombianos que dirigirán el torneo  en Francia, donde solo van los mejores.

Consideraciones expresadas por el comentarista samario de fútbol quien no solo lo cataloga como un excelente profesional que se ha destacado como  juez, sino que es una persona excepcional que no se deja afectar por los comentarios inescrupulosos, como los manifestados por el técnico del Boyacá Chicó, Eduardo Pimentel, quien por una red social dijo que era una vergüenza y no debería ser más designado en lo que quedaba del torneo, y no tuvo pruebas para comprobarlo solo un mal carácter que con esta noticia lo avergüenzan y en cambio luce a Juan Pontón como lo que es, un luchador con ganas de triunfo, un personaje samario que esboza que el talento depende de la inspiración, pero el esfuerzo depende de cada uno.

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