Por: María Fernanda Betancur Moreno
Una organización formada por
jóvenes con espíritu de liderazgo y dispuestos a ayudar a niños con pocos
recursos económicos, que desean un mejor futuro y progreso de la sociedad
colombiana.
La historia de Activo 20-30
Internacional inicia en 1922 cuando unos jóvenes que vivían en Aberdeen, Washington,
ya cansados de que los clubes de servicio fueran dirigidos por personas mayores
poco creyentes en la responsabilidad juvenil, vieron la necesidad de crear un
club de servicios que fuese liderado por jóvenes adultos.
Este par de jóvenes decidieron
alejarse de los grupos existentes y formar un club propio; “un club en que
jóvenes adultos tuvieran la oportunidad de involucrarse activamente en el
servicio a sus comunidades; un club donde las ideas jóvenes respaldadas por el
entusiasmo y la energía de juventud, podría compartir responsabilidades cívicas
en una base igual que los clubes compuestos por hombres mayores”.
Roxana Pardo secretaria y
miembro del Club, habla acerca de los objetivos de esta organización, los
cuales se basan en la formación de líderes para el servicio de la comunidad,
servir a la niñez y a su comunidad, así mismo ayudar al desarrollo de la
amistad y promover la confraternidad, fomentando en las comunidades los más
altos principios humanos, morales y cívicos.
Activo 20-30 se rige bajo un
código internacional para sus miembros, en el que se estipula que cada uno de
los integrantes debe mostrar aprecio conveniente a la comunidad y hacer todo lo
que esté en su capacidad para su crecimiento y desarrollo, deben reconocer que
la amistad es recíproca y que en la cooperación amistosa se da el fundamento
para la sociedad, el club Activo 20-30 debe ofrecer un servicio sincero y
desempeñar de la mejor manera las actividades que la organización asigne.
Miembros
del club
Este club en Santa Marta,
fue fundando en el mes de mayo de 2012, actualmente cuenta como 17 socios
activos, preparados para asumir retos que imponga la asociación nacional y la
organización internacional. Está conformado por jóvenes entre los 20 y 39 años
de edad, donde el objetivo principal es ayudar a la niñez menos favorecida, con
obras enfocadas en mejorar su alimentación y escolaridad.
Verónica Echeverry, socia
desde hace 5 meses narra su experiencia como la satisfacción de ayudar a la sociedad contribuyendo a lograr un mejor
futuro a través de una mejor infancia para los niños. Para lograr ser miembro
activo, se debe cumplir con la asistencia a dos actividades que realicen con
niños, a tres reuniones donde se exponen casos particulares de las fundaciones
con las que trabajen y deben ser elegidos por medio de una votación donde cada
miembro da su voto para aceptar el ingreso de un nuevo miembro.
Adalberto Banderas, miembro
activo del club, fotógrafo profesional que trabaja en la creación y manejo
páginas web, ha sido un nuevo pilar que ha ayudado al avance de este club y su
reconocimiento en la ciudad, pues con su trabajo como fotógrafo y la calidad
que ofrece, se pudo diseñar un página web que describe todos los aspectos que
forman a este club y así ya son más las personas que lo conocen y quieran hacer
parte de él.
Oscar Gómez estuvo cerca de
8 meses como miembro activo y ahora reside en otro país donde está buscando la
manera de lograr la creación de 20-30, se encuentra en una categoría donde
sigue siendo miembro pero no tiene voz ni voto, pero deberá seguir pagando la cuota
mensual de 20.000 pesos que destinada a las actividades para niños. Así es el
caso de diferentes miembros del club, quienes participan en esta organización
por deseo y el espíritu colaborador que caracteriza a gran parte de la
población samaria.
Actividades
Activo 20-30 realiza
actividades donde le brindan a los niños momentos llenos de felicidad, he
tenido la oportunidad de estar en dos “mañanas felices”, que ha sido un
desayuno en McDonald’s lleno de juegos para niños de la fundación Oasis. Eran
alrededor de 25 niños entre los 6 y 10 años de edad, llegaron con su mejor ropa
y su cara reflejaba alegría por ser la primera vez que iba a este restaurante.
Miguel, un niño de 7 años
sorprendente por la manera de hablar, al darle su desayuno decidió guardar la
mitad para su hermanita de 4 años, quien se encontraba en su casa sin desayuno.
Él cuenta que su mamá sale muy temprano a trabajar, cerca de las 5 a.m., y
regresa en horas de la noche, dejando a sus tres hijos, siendo él el mayor
solos por todo el día, se preparan el almuerzo, algunas veces llega la vecina a
mirar si están bien y entre todos se cuidan, salen a jugar, van y regresan
solos del colegio. “Ante esta situación lo que se busca es ayudar a que crezcan
con principios y valores para que logren ser hombres de bien”, Roxana Pardo.
Fundación
Amor por los niños
Santa Marta, cuna de reinas
y cantores, tierra que han pisado grandes personajes de la historia de
Colombia, es la ciudad donde habitan infantes que caminan sin zapatos, que
sonríen sin parar y se alimentan de lo poco que les dan.
Fundación Amor por los
Niños, se une al Club Activo 20-30, para brindar momentos felices. Conformado
por personas que les nace darle cariño y protección a niños del barrio Oasis,
uno de los más humildes de Santa Marta. Cuentan con más de 100 infantes de
diferentes edades, a los que les brindan ayudas alimentarias, educativas y
recreativas; esta fundación busca una infancia feliz, sin violencias ni
maltratos, construyendo jóvenes de bien.
A diario, los encargados de
esta fundación buscan los medios para satisfacer las necesidades básicas de los
niños, consiguiendo patrocinio con diferentes empresas y el apoyo de diferentes
docentes quienes en las horas de la tarde, le dan refuerzos académicos a los
niños. Así mismo, cuentan con el apoyo de grandes personas como “Lina y el
combo de los padrinos mágicos”, como se hacen conocer, porque siempre
sorprenden con detalles inesperados, son como una columna vertebral para la
fundación; es una organización que ha crecido y se ha podido mantener gracias
al apoyo de la comunidad samaria, según afirma Alain director
de la fundación.
Sorprendente el caso de
Camilo, un niño de 13 años con una habilidad del habla que atrapa a cualquier
visitante, tiene la capacidad de narrar un partido de fútbol como lo hacen los
profesionales. Además de ser espontáneo y presentar a cada uno de sus
compañeros con características que según él cada uno posee, se cree el líder de
su comunidad.
Cada uno de los niños tiene
diferentes historias, unas muy tristes que no se explica la manera como ellos
cada día sonríen y dan gracias a Dios por la vida que tienen; todos los sábados
cuando llegan los miembros de la fundación el brillo de sus ojos es intenso, la
emoción de abrazarlos se demuestra cuando solo ven el carro acercarse y todos
de pie saludando con los brazos arriba, y no han terminado de entrar las
personas cuando se escuchan muchas voces contando diferentes historias. Las
personas que trabajan para ayudar a que los niños tengan una mejor infancia,
ayudan a que el mundo pueda ser cada día mejor.
Historia
de una lucha constante por vivir
Una familia que ha salido
adelante sin importar los obstáculos y ha aprendido que Dios tiene sus ángeles
en la Tierra.
Alrededor de 3:00 p.m., de
un domingo, Santa Marta se encuentra con
una alta temperatura de aproximadamente 35 C°, muchos de sus habitantes
sentados en las terrazas refrescándose con las brisa, otros disfrutando de la
playa, o tal vez en sus cuartos descansando un poco. Mientras que una señora de
39 años sigue en la cocina de la casa de sus jefes, trabajando y ayudando a
organizar todo para una comida donde más de 30 personas han sido invitadas y
así en medio de sus ocupaciones cuenta un poco de su vida.
María Cristina Muñoz, una
caleña que decidió salir del calor de su hogar a los 20 años, para enfrentarse
a la vida marital de engaños, violencia y desplazamientos. Hace 5 años vive en
Santa Marta, le tocó salir de Cali porque su esposo fue amenazado por causas
que ella prefiera no comentar. Desde entonces llegan a esta ciudad con la
esperanza de encontrar un trabajo digno que les permita educar a sus 3 hijos
que en ese entonces tenía.
Llegan a un sector por la
avenida alterna, cerca de la entrada del barrio Oasis, allí como muchos más
desplazados instalan su “casa”, hecha de palos de madera, bolsas negras y una
teja que encontraron en la calle, que solo usaban si llovía. María se dedicó a
pedir limosna junto con sus 3 hijos, el mayor tenía 9 años y en ocasiones
lavaba los vidrios de los autos en los semáforos, mientras su esposo se iba
todo el día fuera de la casa y regresaba en la noche sin ningún dinero y
explicación de que estaba haciendo. Así vivieron cerca de 6 meses, en una
constante lucha de supervivencia.
Un día, su hijo Kevin de 9
años, logra ser amigo de varios niños del Oasis y estos le contaban las
situaciones de sus hogares, pero también, se enteró de un señor llamado Benny,
que había llegado de Estados Unidos con el fin de ayudar a poblaciones
vulnerables. Le habían dicho que la mayoría de los días él iba al barrio en las
horas de la tarde y llevaba comida, útiles escolares y en ocasiones ropa.
Siendo así Kevin le comenta a su mamá viendo a este señor como una gran ayuda
en su hogar. Al día siguiente Kevin junto a sus 2 hermanos, esperaban al señor
Benny en la entrada del barrio y cuando llego él se llevó una gran impresión.
“Eran solo tres niños
sentados en un andén, mirando sin descuido a la calle, cuando llegué uno de los
jóvenes que ya me conocía gritó avisando que ya había llegado, estos tres niños
se pusieron de pie, estaban vestidos con ropa muy vieja, zapatos desgastados y
extremadamente flacos, creo que podría cargar a los tres al mismo tiempo sin
ningún problema. La encargada de la alimentación al preguntarle quienes eran,
me cuenta la situación de ellos y los considere tan especiales que me he puesto
en la tarea de ayudarlos a salir adelante como lo han logrado”. Señor Benny.
María, una mujer muy
reservada y tímida, resume la llegada del señor Benny en sus vidas afirmando
que Dios si existe y tiene sus ángeles en la tierra, pues lo primero que él
hizo por su familia y muchas más, fue conseguir materiales para construir casas
y los mismos habitantes de este sector la edificaban, todos los domingos ahora
son almuerzos comunitario, donde asisten más de 50 personas. Ayudo a una mejor
educación en el colegio del barrio, consiguió que unos miembros de la iglesia
cristiana a la cual él pertenecía, brindaran clases sin ningún costo y así la
vida de muchas familias mejoró.
Muy agradecida esta María
con el señor Benny, porque luego de año y medio en que ella ya tenía una
pequeña casa de una sala y un cuarto, él la ayudo a conseguir un trabajo como
empleada de servicio en una casa de familia. Sus hijos que ya estaban yendo a
la escuela, se encontraban en un mejor estado de salud y con capacidades de quedar solos en casa y
mantener el orden y el bueno comportamiento.
Kevin y sus dos hermanos,
Cristina y Jhon, por una época empezaron a descuidar sus estudios y se ponían a
trabajar, vendiendo frunas, lavando casas, mientras María trabajaba y no se
daba cuenta. Su papá descuidó a su familia, dejó embarazada a María por cuarta
vez y se fue de la Ciudad, es la hora y nunca más ha llamado para saber de sus
hijos. Sin embargo estas situaciones los hacen fuertes y le ha permitido seguir
adelante unidos.
Kevin, es un niño que ahora
tiene 14 años y se siente como el señor de la casa, cuida de sus hermanos, va a
la escuela y todos los domingos asiste a la iglesia. Algunas veces sale a
trabajar, conocer a un señor de labores que en ocasiones le pide ayuda y le da
algo de dinero. María es empleada de servicio, se gana el mínimo pero se siente
tranquila y feliz porque ha podido sacar a sus adelante, niños que vivieron en
una fuerte lucha familiar, presenciaron maltratos entre sus padres, duraron
días sin comer y pidiendo limosnas.
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