“A mí me ha tocado jarrear agua en canecas,
pesan mucho, pero me toca porque a mi casa no llega el agua’’- Keyner Díaz, 12
años.
Por: Vanessa Redondo
La contaminación de los ríos Gaira, Bonda y Manzanares, los bruscos cambios climáticos, la falta de cultura hacia el buen uso del agua, y la falta de prevención para las constantes olas de calor, parecen ser los mayores factores que han ocasionado esta crisis socio-ambiental que hoy enfrenta la ciudad de Santa Marta al igual que la mayoría de las regiones del país.
Son las 8:55
a.m., el sol es implacable y el calor también. ‘’Me levanté a las cuatro de la
mañana para jalar agua pero ya no había’’ decía Armando Sanchez. Su casa,
ubicada en la calle 17ª con 14ª en el barrio El Cundí, es una de las muchas
afectadas por la escasez de agua en la ciudad, por su calle el agua no llega
hace dos meses, pero el recibo de Metroagua cobrando el servicio sí. Las
llamadas que ha realizado a la empresa han sido muchas, sin embargo la
respuesta que recibe de su reclamo ha sido el mismo: ‘’tiene que pagar y
esperar a que llueva para disfrutar del servicio’’. Porque en estos tiempos ya
el agua parece no ser una necesidad de pronta solución, sino un lujo tentado a
la suerte.
No son los únicos afectados

La Industrial
El
Instituto Técnico Industrial, sede 2, barrio El Cundí, tiene un alumnado de 189
estudiantes distribuidos en cursos de básica primaria, desde preescolar hasta
quinto grado, y con las exigencias que requiere su condición como niños, pueden
resultar mayores que las de un adulto.
"Nunca falta el niño
que no hace control de esfínteres, ellos son inquietos, se tiran, se arrastran,
se caen, se ensucian y si no tenemos agua para que realicen sus necesidades
básicas menos para limpiarlos", dice Emilia Gonzalez, docente de la
institución.

Por
otro lado, las directivas de la Institución, conscientes de la situación de
alarma por la que pasan saben que el momento no está para exigencias y
pretenciones, por lo que debido a la falta de soluciones del Ministerio de Educación,
de Metroagua y de la Alcaldía, se vieron en la situación de comprar un carro
tanque que solucionara de manera parcial la escasez de agua, sin embargo, con
tantos estudiantes, los seiscientos galones de agua que trae el carrotanque
sólo les resuelve el problema durante
dos días, a eso se suma que el costo de este servicio oscila entre los 150 y
180 mil pesos, y para una institución pública que se encuentra en una población
mayoritariamente de los estratos 1,2 y 3 es imposible comprarlo cada dos días, por
lo que se han visto a la merced de la buena voluntad de la Corporación
Bolivariana del Norte (CBN) que es una institución vecina que comparte de
manera solidaria el agua que les llega para abastecer a los más pequeños.
Las causas de los niños
Preguntándole
a los niños acerca de las causas que según su consideración eran las
responsables de esta emergencia sanitaria y ambiental que se padece por la
falta del preciado líquido, fueron muy acertados, conscientes y sensatos pese a
su corta edad, no dudaron en decir que los culpables somos las mismas personas
por contaminar, no saber hacer uso del recurso y hasta de las petroleras por
‘’excavar y excavar, sin prestarle atención al daño que a veces produce y
cuando van a transportar el petróleo no les importa echarlo al mar’’ dijo Sandy
Torres, estudiante de quinto grado.
Son
niños, pero no por eso le son indiferentes a la crítica situación por la que
atraviesa gran parte del país, y desde sus casas han notado los cambios en su
rutina diaria. Sus madres sólo lavan los platos al final de la jornada diaria,
la mayoría sólo se pueden bañar una vez al día y esto es antes de irse al
colegio, tienen que maximizar el tiempo de uso que duran con un conjunto de
ropa porque no hay agua para lavar, el presupuesto destinado a los gastos del
hogar se ha visto afectado ya que hay que destinar gran parte de este a la
compra de agua, en el más afortunado de los casos contratar un carrotanque, en
el peor, hay que comprar canecas de agua que se venden clandestinamente.
Frente
a esto sólo hace falta esperar y aprender, desde las casas a hacer buena
administración del agua, en los organismos gubernamentales encargados, a llevar
mejores proyectos de planificación para las temporadas de sequía que puede
prever el Ideam, y confiar en la fe de los ritos de las culturas hindúes que
tienen una danza para hacer que llueva, aprenderse los pasos, porque para situaciones
de emergencia sólo quedan las medidas desesperadas.
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