lunes, 7 de abril de 2014

Un problema que también padecen los más pequeños

“A mí me ha tocado jarrear agua en canecas, pesan mucho, pero me toca porque a mi casa no llega el agua’’- Keyner Díaz, 12 años.

Por: Vanessa Redondo


La contaminación de los ríos Gaira, Bonda y Manzanares, los bruscos cambios climáticos, la falta de cultura hacia el buen uso del agua, y la falta de prevención para las constantes olas de calor, parecen ser los mayores factores que han ocasionado esta crisis socio-ambiental que hoy enfrenta la ciudad de Santa Marta al igual que la mayoría de las regiones del país.


Son las 8:55 a.m., el sol es implacable y el calor también. ‘’Me levanté a las cuatro de la mañana para jalar agua pero ya no había’’ decía Armando Sanchez. Su casa, ubicada en la calle 17ª con 14ª en el barrio El Cundí, es una de las muchas afectadas por la escasez de agua en la ciudad, por su calle el agua no llega hace dos meses, pero el recibo de Metroagua cobrando el servicio sí. Las llamadas que ha realizado a la empresa han sido muchas, sin embargo la respuesta que recibe de su reclamo ha sido el mismo: ‘’tiene que pagar y esperar a que llueva para disfrutar del servicio’’. Porque en estos tiempos ya el agua parece no ser una necesidad de pronta solución, sino un lujo tentado a la suerte.

No son los únicos afectados


Las casas de familia no han sido las únicas que han tenido que modificar sus rutinas domésticas debido a la escasez, si bien las instituciones educativas están destinadas a la enseñanza básica, académica e integral de los niños y jóvenes, también tienen que garantizar las condiciones necesarias para el pleno desarrollo de sus estudiantes, pero en momentos donde todo escasea, desde el agua hasta el dinero, las ayudas son pocas y no son sólo ellos los que están en una situación alarmante que requiere la más pronta solución, se ven obligados a hacer ‘malabares’ para poder cumplir las exigencias y carencias de los niños aunque sea a corto plazo.

La Industrial


El Instituto Técnico Industrial, sede 2, barrio El Cundí, tiene un alumnado de 189 estudiantes distribuidos en cursos de básica primaria, desde preescolar hasta quinto grado, y con las exigencias que requiere su condición como niños, pueden resultar mayores que las de un adulto.
"Nunca falta el niño que no hace control de esfínteres, ellos son inquietos, se tiran, se arrastran, se caen, se ensucian y si no tenemos agua para que realicen sus necesidades básicas menos para limpiarlos", dice Emilia Gonzalez, docente de la institución.

Los baños no funcionan debido a la falta del agua, el campo que debería servir para que los niños jueguen y se diviertan está convertido en un terreno baldío y desértico en el que no crece ningún tipo de vegetación, y eso en complemento  con la incesante ola de calor hace imposible que los niños lo utilicen, ellos esperan que el problema se solucione pronto para tener más espacios donde jugar.



Por otro lado, las directivas de la Institución, conscientes de la situación de alarma por la que pasan saben que el momento no está para exigencias y pretenciones, por lo que debido a la falta de soluciones del Ministerio de Educación, de Metroagua y de la Alcaldía, se vieron en la situación de comprar un carro tanque que solucionara de manera parcial la escasez de agua, sin embargo, con tantos estudiantes, los seiscientos galones de agua que trae el carrotanque sólo les resuelve  el problema durante dos días, a eso se suma que el costo de este servicio oscila entre los 150 y 180 mil pesos, y para una institución pública que se encuentra en una población mayoritariamente de los estratos 1,2 y 3 es imposible comprarlo cada dos días, por lo que se han visto a la merced de la buena voluntad de la Corporación Bolivariana del Norte (CBN) que es una institución vecina que comparte de manera solidaria el agua que les llega para abastecer a los más pequeños.

Las causas de los niños


Preguntándole a los niños acerca de las causas que según su consideración eran las responsables de esta emergencia sanitaria y ambiental que se padece por la falta del preciado líquido, fueron muy acertados, conscientes y sensatos pese a su corta edad, no dudaron en decir que los culpables somos las mismas personas por contaminar, no saber hacer uso del recurso y hasta de las petroleras por ‘’excavar y excavar, sin prestarle atención al daño que a veces produce y cuando van a transportar el petróleo no les importa echarlo al mar’’ dijo Sandy Torres, estudiante de quinto grado.

Son niños, pero no por eso le son indiferentes a la crítica situación por la que atraviesa gran parte del país, y desde sus casas han notado los cambios en su rutina diaria. Sus madres sólo lavan los platos al final de la jornada diaria, la mayoría sólo se pueden bañar una vez al día y esto es antes de irse al colegio, tienen que maximizar el tiempo de uso que duran con un conjunto de ropa porque no hay agua para lavar, el presupuesto destinado a los gastos del hogar se ha visto afectado ya que hay que destinar gran parte de este a la compra de agua, en el más afortunado de los casos contratar un carrotanque, en el peor, hay que comprar canecas de agua que se venden clandestinamente.


Frente a esto sólo hace falta esperar y aprender, desde las casas a hacer buena administración del agua, en los organismos gubernamentales encargados, a llevar mejores proyectos de planificación para las temporadas de sequía que puede prever el Ideam, y confiar en la fe de los ritos de las culturas hindúes que tienen una danza para hacer que llueva, aprenderse los pasos, porque para situaciones de emergencia sólo quedan las medidas desesperadas. 

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