Santa Marta, una ciudad la cual no le dice no a los deportes y menos al único juego autóctono de Colombia.
Por: Shayre Mayorga
El tejo o turmequé es un juego que desde hace poco fue declarado oficialmente un deporte por el Congreso de la República. Nació en la altiplanicie cundiboyacense en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. A pesar de ser un juego del interior de Colombia, ha llegado a extenderse por todas las ciudades del país, entre esas la bella ciudad de Santa Marta.
En este deporte los jugadores se enfrentan de
forma individual o grupal. El juego consiste en lanzar el tejo desde una cancha
a la otra, con el fin de enterrarlo dentro del bocín, reventar una mecha o en
su defecto, enterrarlo más cerca al bocín que los demás competidores. Este
bocín está hecho de hierro, y la mecha contiene pólvora por lo que al momento
de que el tejo es impactado contra esta,
se produce un estallido.
La
mayoría de las personas relacionan este juego con la bebida, pero así no es
siempre, puesto que existen dos clases de tejo: el recreativo y el competitivo.
En el recreativo están aquellos jugadores que encuentran a este deporte como un
simple pasatiempo para pasar con los amigos o con la familia y tomar unas cervezas,
y por otro lado está el competitivo que es a nivel de campeonatos ya sea juvenil sub 25, mayores, o infantil.
Esta es una actividad netamente familiar en el
que las esposas he hijos de los jugadores también hacen parte de este juego. Para
los niños está el mini tejo, es allí donde empiezan a practicar para
convertirse en unos expertos. Lastimosamente no existen escuelas donde se
enseñen a jugar este deporte por lo que causa una perdida de interés y
posteriormente de identidad hacia nuestra cultura colombiana.
Este juego se ha convertido en una fascinación
para muchos, entre esos grandes figuras políticas como Jorge Eliécer Gaitán,
Pastrana y Alfonso López. Gracias a esto
y a que a los colombianos les encanta viajar, se ha logrado extender por otros
países tales como Venezuela, Ecuador, Perú, entre otros.
En la
ciudad de Santa Marta existen varios
establecimientos donde este deporte es
practicado, de hecho, se han formado equipos donde concursan en campeonatos de
tejo a nivel nacional.
Muchas veces relacionan el tejo con las
personas del interior de Colombia pero a medida que pasa el tiempo también toma
fuerza en la costa. De hecho, se afirma que en la costa anteriormente se
practicaba un juego llamado tuso o el tapa‘o el cual tenía bastante similitudes
con el tejo, por lo que se han creado bastantes controversias acerca del origen
exacto de esta actividad.
Una de la reglas de este deporte es que
mientras el jugador esté en un torneo se prohíbe completamente el consumo de
alcohol. También existen otras reglas formuladas por el Instituto Colombiano de
la Juventud y el Deporte como por ejemplo, cuando el tejo cae cerca al bocín
cuenta como un punto, a esto se le llama
mano. Por otra parte, cuando el tejo da en la mecha son tres puntos y a este se
le conoce como mecha. Luego está la embocinada que son 6 puntos y es cuando el
tejo queda enterrado dentro del bocín y con la base superior hacia el tablero y
por último está la moñona que son nueve puntos y es cuando el tejo cae justo dentro
del bocín y al mismo tiempo logra explotar la mecha.
Para conocer un poco más sobre el tema de la
asociación del licor con este deporte, el antropólogo Alejandro Gómez nos
relatará acerca de este:
“Bueno, primero que todo no es juego de
borrachos. Si vamos a la parte ancestral y cultural, el tejo es un deporte
colombiano jugado desde hace más de 500 años por la tribu de los muiscas,
quienes en ese tiempo eran los indígenas que allí habitaban. Desde los ancestros, el tejo ha estado
relacionado con momentos de esparcimiento, ellos eran una población que vivía
de la agricultura y que tenían toda una estructura organizada guiado a lo que
era una ciudad. Así como hoy en día nosotros tenemos las
discotecas, tenemos las verbenas, las tómbolas, entre otras; ellos en esa época
tenían espacios de distracción, entre ellos el tejo. En ese período, como en todo nuestro trayecto de
la historia, hemos tenido vida social relacionada también a la bebida que va
entorno a esta vida social, valga la redundancia. En esos tiempos lo que se
tomaba era la chicha (bebida fermentada destilada del maíz u otros frutos)
puesto que era un rito. Para ellos ir a jugar tejo acompañado de un
vaso de chica es como ir nosotros un domingo o un sábado a una fiesta para
salir de ese esquema del estudio, del trabajo o del hogar. En fin, el borracho es borracho con o sin el
tejo y no necesita estar relacionado con un deporte. El borracho puede estarlo
en una tienda hablando con unos amigos, en un estadero o en la playa; así que pienso
que esto está estigmatizado por la sociedad. Si nos referimos a lo cultural,
podemos decir que está muy arraigado a una bebida social que en este caso es la
cerveza como fue anteriormente con la chicha.”
Dicho lo anterior podemos decir que nuestra
cultura actual está significativamente ligada con nuestros ancestros indígenas,
pero si estos fueron quienes inventaron este deporte, ¿Por qué no lo juegan hoy
en día? Esta incógnita nos la responde el antropólogo Alejandro Gómez: “Hay que tener muy claro los arraigos
culturales y a qué tipo de cultura se está diferenciando. Si vamos hacer un arraigo cultural, se debe
analizar qué es lo que queda de la tribu
muisca y dónde están situados ahora. Al realizar esto, nos daremos cuenta que
esa cultura está en mucho de nosotros, como por ejemplo en la gente de
Cundimarca, propia de allá. Así que podemos afirmar que en realidad los
indígenas si están jugando. Si analizamos a los boyacenses que tienen
mucha mezcla de la cultura indígena,
porque no necesariamente el indígena es aquel que lleva taparrabo, esté con el
poporo o lleve la mochila, indígena es aquel que lleva su cultura muy
concentrada en sus parámetros gastronómicos, en su comportamiento, o en su
estructura familiar, por esto llegamos a que indígenas como tal no practican
este deporte pero se encuentran esas personas que subsisten de esos
descendientes.”
A raíz de esto se puede llegar a la conclusión
de que el tejo es un deporte que ha dejado mucho para nuestra cultura al
transcurrir los años y que además nos ha identificado a nivel nacional e
internacional.
Por otro lado, muchos de los jugadores que
hacen parte de los equipos samarios han manifestado su descontento frente a la
falta de apoyo y patrocinio por parte del gobierno.
El secretario de la liga de tejo samario
William Marín, ante esta situación afirma lo siguiente:
“En el Magdalena hay un buen potencial en
cuanto al tejo se refiere. De hecho, en el último campeonato de Cali, fuimos
uno de los mejores. También en Córdoba nos fue muy bien.
El tejo ha sido uno de los únicos deportes que
al nivel del Magdalena nos ha permitido traer medallas y trofeos, en los juegos
nacionales. Por desgracia, el gobierno no nos ha apoyado,
todo lo hemos con nuestras manos y esfuerzo. Está el caso del escenario del
poli deportivo; si vemos bien, este se encuentra prácticamente destrozado y
deteriorado, al igual que muchos otros. Anteriormente teníamos un lugar más
decente para jugar que era en el club de a amistad, pero este fue cerrado así
que tuvimos que empezar a entrenar nuestro equipo aquí en el poli. Si comparamos las canchas de acá con las de
Boyacá o Bucaramanga, encontraremos una diferencia grandísima. Allá las canchas
son de 12 carriles en muy buen estado, por lo contrario acá tenemos solo 8 muy
estropeados. En los Juegos Bolivarianos vamos la esperanza
de que este escenario se pueda arreglar para así poder practicar mejor y
fomentar más este juego tan maravilloso. También creemos que deberían enseñar este
juego en algunas escuelas, para que así no se pierda la verdadera esencia del
deporte colombiano, que es el tejo. Si le preguntamos a un joven acerca de su
interés hacia el tejo, seguramente nos responderá que no le importa nada acerca
de este y eso se debe a la falta de valor y aprecio que le tienen a este
deporte.”
Para terminar, no hay que olvidar de dónde
venimos y para dónde vamos. Es muy gratificante decir que tenemos un deporte
cien porciento colombiano y que cada vez va tomando más fuerza en otros países.
¡Así que a jugar tejo!
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