lunes, 7 de abril de 2014

Tejo, una cultura nacional

Santa Marta, una ciudad la cual no le dice no a los deportes y menos al único  juego autóctono de  Colombia.

Por: Shayre Mayorga


El tejo o turmequé es un juego que desde hace poco fue declarado oficialmente un deporte por el Congreso de la República. Nació en la altiplanicie cundiboyacense en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. A pesar de ser un juego del interior de Colombia, ha llegado a extenderse por todas las ciudades del país, entre esas la bella ciudad de Santa Marta.

En este deporte los jugadores se enfrentan de forma individual o grupal. El juego consiste en lanzar el tejo desde una cancha a la otra, con el fin de enterrarlo dentro del bocín, reventar una mecha o en su defecto, enterrarlo más cerca al bocín que los demás competidores. Este bocín está hecho de hierro, y la mecha contiene pólvora por lo que al momento de que  el tejo es impactado contra esta, se produce un estallido.

La mayoría de las personas relacionan este juego con la bebida, pero así no es siempre, puesto que existen dos clases de tejo: el recreativo y el competitivo. En el recreativo están aquellos jugadores que encuentran a este deporte como un simple pasatiempo para pasar con los amigos o con la familia y tomar unas cervezas, y por otro lado está el competitivo que es a nivel de campeonatos ya sea  juvenil sub 25, mayores, o infantil.

Esta es una actividad netamente familiar en el que las esposas he hijos de los jugadores también hacen parte de este juego. Para los niños está el mini tejo, es allí donde empiezan a practicar para convertirse en unos expertos. Lastimosamente no existen escuelas donde se enseñen a jugar este deporte por lo que causa una perdida de interés y posteriormente de identidad hacia nuestra cultura colombiana.

Este juego se ha convertido en una fascinación para muchos, entre esos grandes figuras políticas como Jorge Eliécer Gaitán, Pastrana y Alfonso López.  Gracias a esto y a que a los colombianos les encanta viajar, se ha logrado extender por otros países tales como Venezuela, Ecuador, Perú, entre otros.

En la ciudad de Santa Marta  existen varios establecimientos  donde este deporte es practicado, de hecho, se han formado equipos donde concursan en campeonatos de tejo a nivel nacional.

Muchas veces relacionan el tejo con las personas del interior de Colombia pero a medida que pasa el tiempo también toma fuerza en la costa. De hecho, se afirma que en la costa anteriormente se practicaba un juego llamado tuso o el tapa‘o el cual tenía bastante similitudes con el tejo, por lo que se han creado bastantes controversias acerca del origen exacto de esta actividad.

Una de la reglas de este deporte es que mientras el jugador esté en un torneo se prohíbe completamente el consumo de alcohol. También existen otras reglas formuladas por el Instituto Colombiano de la Juventud y el Deporte como por ejemplo, cuando el tejo cae cerca al bocín cuenta como un punto, a esto se  le llama mano. Por otra parte, cuando el tejo da en la mecha son tres puntos y a este se le conoce como mecha. Luego está la embocinada que son 6 puntos y es cuando el tejo queda enterrado dentro del bocín y con la base superior hacia el tablero y por último está la moñona que son nueve puntos y es cuando el tejo cae justo dentro del bocín y al mismo tiempo logra explotar la mecha.

Para conocer un poco más sobre el tema de la asociación del licor con este deporte, el antropólogo Alejandro Gómez nos relatará acerca de este:
“Bueno, primero que todo no es juego de borrachos. Si vamos a la parte ancestral y cultural, el tejo es un deporte colombiano jugado desde hace más de 500 años por la tribu de los muiscas, quienes en ese tiempo eran los indígenas que allí habitaban. Desde los ancestros, el tejo ha estado relacionado con momentos de esparcimiento, ellos eran una población que vivía de la agricultura y que tenían toda una estructura organizada guiado a lo que era una ciudad. Así como hoy en día nosotros tenemos las discotecas, tenemos las verbenas, las tómbolas, entre otras; ellos en esa época tenían espacios de distracción, entre ellos el tejo. En ese período, como en todo nuestro trayecto de la historia, hemos tenido vida social relacionada también a la bebida que va entorno a esta vida social, valga la redundancia. En esos tiempos lo que se tomaba era la chicha (bebida fermentada destilada del maíz u otros frutos) puesto que era un rito. Para ellos ir a jugar tejo acompañado de un vaso de chica es como ir nosotros un domingo o un sábado a una fiesta para salir de ese esquema del estudio, del trabajo o del hogar. En fin, el borracho es borracho con o sin el tejo y no necesita estar relacionado con un deporte. El borracho puede estarlo en una tienda hablando con unos amigos, en un estadero o en la playa; así que pienso que esto está estigmatizado por la sociedad. Si nos referimos a lo cultural, podemos decir que está muy arraigado a una bebida social que en este caso es la cerveza como fue anteriormente con la chicha.”

Dicho lo anterior podemos decir que nuestra cultura actual está significativamente ligada con nuestros ancestros indígenas, pero si estos fueron quienes inventaron este deporte, ¿Por qué no lo juegan hoy en día? Esta incógnita nos la responde el antropólogo Alejandro Gómez: “Hay que tener muy claro los arraigos culturales y a qué tipo de cultura se está diferenciando. Si vamos hacer un arraigo cultural, se debe analizar qué  es lo que queda de la tribu muisca y dónde están situados ahora. Al realizar esto, nos daremos cuenta que esa cultura está en mucho de nosotros, como por ejemplo en la gente de Cundimarca, propia de allá. Así que podemos afirmar que en realidad los indígenas si están jugando. Si analizamos a los boyacenses que tienen mucha mezcla  de la cultura indígena, porque no necesariamente el indígena es aquel que lleva taparrabo, esté con el poporo o lleve la mochila, indígena es aquel que lleva su cultura muy concentrada en sus parámetros gastronómicos, en su comportamiento, o en su estructura familiar, por esto llegamos a que indígenas como tal no practican este deporte pero se encuentran esas personas que subsisten de esos descendientes.”

A raíz de esto se puede llegar a la conclusión de que el tejo es un deporte que ha dejado mucho para nuestra cultura al transcurrir los años y que además nos ha identificado a nivel nacional e internacional.
Por otro lado, muchos de los jugadores que hacen parte de los equipos samarios han manifestado su descontento frente a la falta de apoyo y patrocinio por parte del gobierno.

El secretario de la liga de tejo samario William Marín, ante esta situación afirma lo siguiente:
“En el Magdalena hay un buen potencial en cuanto al tejo se refiere. De hecho, en el último campeonato de Cali, fuimos uno de los mejores. También en Córdoba nos fue muy bien.
El tejo ha sido uno de los únicos deportes que al nivel del Magdalena nos ha permitido traer medallas y trofeos, en los juegos nacionales. Por desgracia, el gobierno no nos ha apoyado, todo lo hemos con nuestras manos y esfuerzo. Está el caso del escenario del poli deportivo; si vemos bien, este se encuentra prácticamente destrozado y deteriorado, al igual que muchos otros. Anteriormente teníamos un lugar más decente para jugar que era en el club de a amistad, pero este fue cerrado así que tuvimos que empezar a entrenar nuestro equipo aquí en el poli. Si comparamos las canchas de acá con las de Boyacá o Bucaramanga, encontraremos una diferencia grandísima. Allá las canchas son de 12 carriles en muy buen estado, por lo contrario acá tenemos solo 8 muy estropeados. En los Juegos Bolivarianos vamos la esperanza de que este escenario se pueda arreglar para así poder practicar mejor y fomentar más este juego tan maravilloso. También creemos que deberían enseñar este juego en algunas escuelas, para que así no se pierda la verdadera esencia del deporte colombiano, que es el tejo. Si le preguntamos a un joven acerca de su interés hacia el tejo, seguramente nos responderá que no le importa nada acerca de este y eso se debe a la falta de valor y aprecio que le tienen a este deporte.”

Para terminar, no hay que olvidar de dónde venimos y para dónde vamos. Es muy gratificante decir que tenemos un deporte cien porciento colombiano y que cada vez va tomando más fuerza en otros países. ¡Así que a jugar tejo!  

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