lunes, 7 de abril de 2014

Recorriendo las calles de Santa Marta

Cinco estudiantes de  Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda  emprenden una marcha por el Centro Histórico de la Perla Mágica del Caribe.


Por: Shayre Mayorga



Eran las 8:10 a.m. y el sol estaba en su mayor resplandor; el profesor de taller nos dijo a unos cuantos alumnos que debíamos realizar un reportaje en el que describiéramos las calles del Centro de la bella ciudad de Santa Marta.

Un robo no cometido

Así yo junto con cinco compañeros más nos dispusimos a emprender nuestro camino. Al momento de salir de la universidad, un hombre de contextura gruesa, bajo, gordo, calvo y de gran edad le arrebata a una de mis compañeras su celular pero al mismo tiempo se le cae no logrando su cometido de robarla. Todos quedamos en shock, reflejábamos miedo y angustia puesto que vimos la inseguridad tan grande a la que estamos expuestos.
Luego de ese tormentoso suceso, seguimos nuestro camino para llegar a nuestro destino. Ya estando allí, pudimos observar la gran Catedral, el antiguo teatro que se está en construcción, los grandes establecimientos que ahí se encuentran, la mayoría de estos son almacenes de ropa o de calzado como STC, Quest, Bata, Calzado Fantasía, Mystic, entre otros. Además de esto, también están pequeños puestos de personas que están ahí a la orden del día para quienes pasen buscando ya sea forros para celulares, relojes, accesorios, camisas, gorras o cualquier otra cosa.

Esta gente de bajos recursos madrugan cada día para atender a sus clientes. El promedio de clientes por día que tuvieron en época de carnaval fue muy bueno  y aunque haya baja clientela siempre conservan el buen carisma que debe tener un vendedor.

Un sueño cumplido

Seguimos caminando y nos encontramos  con un almacén de ropa muy hermosa llamado Konestilo que por cierto se encuentra con descuentos de hasta el setenta por ciento, éste me llamó mucho la atención así que decidí entrar.

La dueña del establecimiento llamada Andrea es una mujer de aproximadamente cuarenta años, y digo aproximadamente puesto que no me quiso decir su edad exacta. Ella, de piel blanca, un rostro poco arrugado y cabello negro me relató acerca de su historia y cómo llego a ser trabajadora de ese lugar.

“Desde siempre me ha gustado el mundo de la moda, de hecho fue gracias a mi madre puesto que ella era quien tejía para los vecinos. Ella me enseñó a tejer a mano y luego gracias a una vecina pude coser con máquina. Al principio fue muy complicado pero después le cogí el tiro. Luego de esto, trabajé en un pequeño almacén en el que vendían trajes de bodas. Esto para mí fue algo muy maravilloso. Los rostros de las mujeres al comprar sus vestidos eran incomparables, una sonrisa destellaba al ver sus vestidos, sus ojos se dilataban, era una sensación que solo ellas podían sentir.
Esa fue una de las etapas más hermosas que viví, pero para mí el sueño más grande era poder tener mi propio establecimiento así que le pedí ayuda a una amiga para que me ayudara y así juntas logramos salir adelante con el negocio; al principio no fue fácil pero lo logramos y aquí estamos.

Pude observar el espíritu de emprendimiento que tiene esta mujer por lo que quedé admirada. No muchos poseen este deseo de salir adelante como lo tenía ella.

Ya siendo alrededor de las 8:50 a.m. mis compañeros y yo decidimos regresar para empezar a redactar. Antes de esto estuvimos envueltos en una pelea en “la calle de los jugos”  donde los vendedores discutían para atendernos pero ninguno estuvo interesado en comprar así que nos fuimos.

Más adelante les dije a mis colegas que debíamos parar y tomar una gaseosa y así fue. Mientras sonaba una canción del Binomio de Oro, tomábamos una deliciosa Coca- Cola y charlábamos acerca de los parciales. Fue muy entretenido todo hasta que tropecé con una bicicleta y unas cuantas carcajadas saltaron sobre mí. 

Después de toda esta travesía debíamos llegar temprano a redactar por lo que emprendimos camino entre chistes y anécdotas que hacían el camino más ameno.

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