El tatuaje desde otro punto de vista. Más que una herida punzante en la piel, es un episodio marcado de la vida.
Por: Shayre Mayorga

Hoy en día este ritual sigue vigente con algunas
tribus de Nueva Zelanda.
La estigmatización de este arte empezó
alrededor de principios del siglo XV a causa de la religión cristiana, por lo
que ésta siempre ha estado en contra de los tatuajes puesto que lo creen algo satánico.
Este pensamiento lo comparten los islamitas.
Anteriormente, esto era tomado como algo
excluyente por la sociedad puesto que la persona que era tatuada se le
denominaba “marginal”. Ahora esto se mira desde otro punto de vista, pasó de
ser excluyente a ser incluyente.
Muchos se tatúan para pertenecer a un grupo social y aunque sea
algo que está de moda, se toma como un tabú, es decir, algo moralmente
inaceptable por la sociedad. Estos son denominados minoría por lo que son pocos
los que se realizan este tipo de cosas en la piel.
Para la mayoría de las
personas tatuarse se encuentra relacionado con el vandalismo, los carcelarios,
los marineros, etc. Pero hay quienes se han encargado de cambiar esa manera de
pensar. La intención de muchos tatuadores es cambiar la manera de pensar de la
sociedad y demostrar que el tatuarse no es más que un arte.
Actualmente existen demasiados
establecimientos donde éste se realiza. Aquí se dan diferentes estilos para
tatuar como el realismo, el cual muestra imágenes reales como por ejemplo
fotografías o dibujos de flores, animales, entre otros.
También tatúan con el estilo de new school, que se
caracteriza por ser casi igual al comic moderno o al graffiti. Otro estilo es el
distintivo dotwork el cual toma como referencia a la técnica del puntillismo.
Este último cada vez está cobrando más popularidad.
En muchos países y ciudades el arte de tatuar
está siendo un boom y Santa Marta no es la excepción. En la bahía más hermosa
de América también se ha convertido una tendencia el arte del tatuaje. Uno de
los lugares más visitados es Atlantic Ink Tattoo Shop, situado en el centro
histórico de la ciudad.
Aquí el tatuador Santander Alvarado nos cuenta acerca
de su labor y la pasión que tiene con esta profesión:
“Inicialmente empecé trabajando como vendedor
de productos como pipas de agua, piercing, narguiles, correas y pulsos con
taches, entre otros. Luego sentí una gran fascinación por este arte, el plasmar
imágenes, fotografías, letras en la piel me pareció algo muy atrayente. Desafortunadamente nunca hubo alguien que me
haya ayudado con esto. Para aprender
tuve que hacerlo por mis propios méritos. Mis padres al principio no estuvieron de
acuerdo conmigo puesto que ellos preferían que estudiara en la universidad
alguna ingeniería o medicina como la mayoría de los padres quieren, pero eso no
era de mi interés, por lo que luego decidí independizarme junto con unos amigos
y posteriormente empecé a dibujar para luego manejar las maquinas. Gracias a Dios tuve la fortuna de crear mi
propio establecimiento junto con un amigo. Llevamos 5 años en la industria del
tatuaje y de los piercing y nos ha ido muy bien.”
El trabajo de tatuar es algo que se ha
convertido en una moda definitivamente, tanto así que ahora cualquiera se
tatúa, pueden ser ancianos, jóvenes y en algún que otro caso los bebés, aunque
a ellos no se les está permitido realizar este acto del tatuaje.
Actualmente los tatuajes más comunes son los
de nombres, ya sea el de un familiar, el de la mascota o hasta del novio(a),
sin embargo la mayoría de veces que se tatúan este último, tienden a quitárselo
o cubrirlo con otro tatuaje ya que lo hicieron en un momento de emoción o
porque sufrieron su primer enamoramiento.
En la costa la equivocación en los
tatuajes no es algo inusual puesto que ahora cualquiera se cree capaz de tatuar
dejando así a las personas con marcas en su piel las cuales no querían tener. Para
cubrir un tatuaje se requiere de mucha paciencia por parte de los tatuadores
por lo que este es aún más complicado de realizar que el mismo tatuaje.
Los tatuajes más extraños que han realizado en
la costa, específicamente en Santa Marta, ha sido desde un hilo dental en una
nalga o una pila de excremento en el brazo.
La creatividad en el mundo del tatuaje es
interminable, lo mejor de esta labor es que no tiene límites. Cada persona está
en todo su derecho de hacer lo que le plazca en su piel.
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