lunes, 7 de abril de 2014

La avenida del éxito comercial

Las doce calles del éxito, en donde se encuentran diferentes ofertas y productos para la familia, la Quinta caracterizada por ser una de las calles más transitadas y visitadas por ciudadanos y turistas.


Por: Sandra Serrano


‘La Quinta’ es uno de los lugares más conocidos por los samarios, un sitio congestionado de puestos y personas que desde hace muchos años le dan vida a esta zona de la ciudad, donde se encuentra desde las prendas más económicas hasta las más costosas una dentro de almacenes y otra en los distintos puestos que ocupan los andenes y obstruyen la visibilidad de los locales.


Es por esto que la mayoría de propietarios denuncian y hacen hasta lo imposible por tratar de desaparecer a estos vendedores ambulantes.

El ambiente de la competencia y buena atención

El ambiente con el que diariamente viven los trabajadores de estos puestos es la competitividad, la clave de su éxito en el mundo comercial. Los puestos callejeros de la ciudad se ubican en la puerta de los almacenes a las 8:00 a.m., la misma hora en que estos abren sus puertas, con el fin de mostrarle al cliente que lo que está adentro fácilmente lo encontrará allá afuera, a un precio más económico y con la posibilidad de llevar dos.

Carlos, un vendedor ambulante de gafas y películas, afirma que es una manera honesta de rebuscarse la comida para  el diario vivir de su familia, y que aunque para la gente que transcurre la calle, quizás le parezca fácil y descansado, pero es todo lo contrario, puesto que el cliente se acerca al que promociona, gritando el precio, la oferta y el producto que está vendiendo y es bastante agotador, pues si no estás ahí, el de al lado se lleva tu cliente.

Son bastantes los artículos que se encuentran en las puertas de los locales; alrededor de 100 son los puestos desbordados en artículos y con diferentes maneras de organizar su mercancía, para robarse la atención y obstruir la vista de los locales legales, es por esto que muchos dueños de local se quejan y denuncian.

Pero a diferencia de estos, hay quienes saben que todos tienen oportunidades de progresar y buscar de manera honesta su bienestar, es por esto que en un almacén de joyas de la calle 12 el señor Claudio afirmar haber entendido que no hay que preocuparse por la venta de los demás o por los puestos callejeros, pues el sol brilla para todos.

Son muchos los puestos, llenos de variedad a la hora de buscar, economía, garantía y calidad, entre películas, juguetes, maquillaje, ropa, zapatos, libros, forros para celulares, carros, accesorios para mujeres y hombres, celulares, fritos y  jugos entre otros artículos que se roban la venta de los almacenes donde el iva y los impuestos encarecen sus productos y dejan de ser así los numero uno en ventas.

Para los almacenes de ropa ubicados en la calle 17, sus dueños explican cómo los puestos no solo obstruyen los almacenes, sino que también obstruyen gran parte de la zona peatonal, llegando hasta el punto de hacer que sus transeúntes tengan que caminar bajo el andén, exponiendo su vida en la carrera Quinta, donde los carros, busetas y motos tratan de pasar a toda prisa, para no tener que esperar a ese semáforo que lentamente pasa de rojo a verde.
Son muchos los que se quejan, pero también muchos los que agradecen la posibilidad de rebuscarse la vida diariamente desde las 8: 00 a.m., hasta las 7:00 p.m., logrando con esto subsistir en una ciudad en la que todos los alimentos, arriendo y transporte se encaren con el pasar del tiempo.

Luis, un vendedor de jugos con más de 20 años de trabajo ubicada en la calle 16, en la conocida calle de los jugos, reconoce la calidad de plaza comercial que maneja la ciudad, pues según él, lo que se saque se vende, así describe las ventas de su día, entre clientes, sonrisas y buena atención dice que una de la bendiciones que le ha dado Dios es el agradecimiento y el amor a su trabajo.

Una manera honesta de salir adelante

Esta es una muestra clara de empeño y dedicación de todas las personas que de una u otra forma no tuvieron la posibilidad de estudiar y tener un trabajo legalmente establecido, pero que entre honradez y buenos principios, prefieren vociferar y durar horas de pie ofreciendo sus productos, y no de una manera deshonrada ganarse la vida.

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