Un líder que a pesar de las adversidades se mantuvo firme en sus principios y su visión.
Por: Daisy Acuña
Muchos lo recuerdan como un personaje de sonrisa tranquila, con
un aura espiritual y de fe inquebrantable. Mohandas Karamchand Gandhi nació el
2 de octubre de 1869 en India y fue conocido por su interés en defender los
derechos de sus conciudadanos en una sociedad caracterizada por la corrupción.
¿Qué pasaba con este hombre que se preocupaba por defender a
sus compatriotas? Pues, se podría responder en tres cuestiones. En primera
instancia, su madre tuvo gran influencia
en su vida, en su forma de pensar y actuar porque de ella aprendió el respeto a
los demás seres vivos y la tolerancia hacia las diferentes formas de pensar (credos
y religiones).
En segunda instancia, mientras trabajaba en Sudáfrica en
1893, vivió en carne propia la discriminación y el rechazo que sufrían los
indios. Carecían de todo derecho hasta el punto de que se pensaba aprobar un
proyecto de ley que pretendía retirar el sufragio a los hindúes, motivo por el
cual decidió quedarse para organizar la resistencia de sus coterráneos.
Y por último, su relación con los escritos de León Tolstoi
(novelista ruso) y John Ruskin. El primero expone el principio: no te resistas
al mal. Lo que inspiró a Gandhi, y no refiriéndose a que el mal debía ser
aceptado, sino que no había que combatirlo con la violencia.
De ahí su actitud pacífica y su método de protesta de
desobediencia civil no violenta, la cual lo hizo famoso y lo posesionó como un
hombre valiente que confiaba en que la sociedad se basara en principios morales
y que dio le dio una lección al mundo al mostrar que a través de la palabra se
puede lograr el cambio.
Y el segundo (Ruskin), en su obra Hacia este último –una
crítica al capitalismo- le cambió su estilo de vida, estando en comunidad para
que las personas vivieran del sudor de su frente (por medio de labores de
campo), dejando a entender que los seres inteligentes prefieren cultivar la
parte espiritual y la colocan por encima de los valores materiales.
“Si no tienes una religión, yo te recomiendo una: la verdad”
En el libro Las grandes entrevistas de la historia, edición
de Christopher Silvester, Gandhi dice: “Aquel que busca realmente la verdad
nunca debe dar por supuesto que las opiniones de su contrario son indignas de
confianza”.
Lo anterior deja claro que las diferencias no justifican el
mal en el mundo, no explican la violencia y el abuso al poder. Por lo que, se
debe mantener la mente abierta a las opiniones diversas y que no se puede
olvidar que la verdad es relativa, que depende del cristal con que se mire,
pero hay que reconocer que debe estar relacionada con el bienestar del pueblo,
con la lucha de la defensa de los derechos humanos.
“Si quieres cambiar
al mundo, cámbiate a ti mismo”
Todo se reduce a un compromiso y voluntad que van
intrínsecos en cada individuo. Todos y cada uno deben ser conscientes de su
papel en el mundo y que las acciones individuales repercuten en la prosperidad
de la comunidad.
Recalca la necesidad de tener un objetivo, una meta, un
sueño. Como dice: “Vivir con un fin en mente y tener la mirada en la meta a
pesar de las adversidades, cambiará no solo tu vida sino la de todos aquellos a
tu alrededor”.
Este gran maestro quería dar a entender que la ética y los
principios morales son la base para una sociedad que busca el progreso y que
solo es posible alcanzar la seguridad cuando los seres humanos aprendan a tratarse
como hermanos e iguales.
¿Mahatma o no?
No le agradaba que lo llamaran Mahatma (Gran Alma), pero
cómo no hacerlo si la sabiduría le florecía de sus poros, si en un discurso
para miles de personas era capaz de conectarse con cada uno de los oyentes y
hacerles sentir que tenía una conversación personal con ellos.
Era un hombre sereno, un líder humilde pero poderoso, capaz
de conmover y tocar el corazón y la conciencia de muchas personas pero sobre
todo, de introducir la ética con la prédica y el ejemplo.
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