lunes, 7 de abril de 2014

El verdadero significado de los disfraces de carnaval

El carnaval es la fiesta más importante de la Región Caribe,  llena de alegría, tradición, historia y disfraces coloridos. Esto es gracias a las personas que pasan noches sin dormir  para que los espectadores de  los diferentes eventos de estas fiestas tengan el gusto de ver hermosos vestuarios llenos de lentejuelas, plumas y mucho brillo. 

Por: Ana Marcela Latorre  

                        

Comprar o alquilar algunos de estos disfraces es costoso, debido a las telas que son utilizadas para confeccionarlo, así mismo las lentejuelas, plumas, aplicaciones, tocados y accesorios que son utilizados para hacer aún más hermosos los vestuarios de las distintas danzas que caracteriza al carnaval.  

Ruby Peña, diseñadora de vestidos de carnaval afirma que “hoy somos testigos que los disfraces no son los mismo que en la época de nuestros abuelos, actualmente se caracterizan por ser de fantasía, mas no de tradición, lo que ha causado la pérdida de nuestro folclore. Así mismo no tenemos sentido de pertenencia por nuestras raíces culturales,  debido que son muy pocos los niños que tiene conocimiento del significado de los vestuarios de las danzas de carnaval, de igual forma tampoco saben el esfuerzo de las personas que realizan estos vestidos”.   
                                                        

Aún no se ha perdido del todo la costumbre de usar disfraces tradicionales, a decir verdad, fueron las reinas, reyes infantiles y Rey Momo del carnaval los que impusieron la moda de usar vestidos característicos de la fiesta llenos de brillo.

Rafael Vanegas Mejía conocido como “El Corpas”, quien fue el primer rey momo del barrio Pescaíto, en el marco de los carnavales del año 2007, tiene seis disfraces alegóricos a las fiestas diseñados y confeccionados por Roger Roy.                                                                        
Rafael Vanegas Mejía afirma que “como buen carnavalero los disfraces le dan vida, popularidad, reconocimiento, debido a que no son iguales a los vestuarios tradicionales estos son diferentes, son de fantasía”.                     

Así mismo, hay diseñadoras que solo se dedican a confeccionar los vestuarios de los niños, como es el caso de la propietaria del Almacén Casa Glamel, quien ha diseñado muy pocos disfraces de fantasía carnavaleara, los cuales los vende o alquila para actividades lúdicas de los colegios privados de la ciudad.                                                                       
Dejando de lado los disfraces de fantasía del carnaval, también están los tradicionales, los que sin lentejuelas, aplicaciones y tocados brillan con luz propia, puesto que ellos son los que identifican danzas folclóricas de la región Caribe, en estos vestuarios está nuestra verdadera identidad cultural.

Estos diseños no necesitan de un modelo exclusivo, pues es el mismo modelo del vestuario para una danza en específico, de igual forma tampoco para confeccionarlo se utilizan telas costosas ni de hilos especiales, por lo tanto  se puede adquirir por medio de un precio no tan alto.                             

Este es el trabajo de muchas mujeres, confeccionar los disfraces tradicionales y así venderlos o alquilarlos, como es el caso de Nicolasa Charris de la Rosa, una mujer de voz apagada, pero de una alegría incomparable. Su rostro está lleno de arrugas adornadas por su hermosa sonrisa, es propietaria del almacén Nico, donde alquila todo tipo de disfraces de carnaval.                                             

Tiene un sin número de disfraces, para todo tipo de persona, hombres, mujeres, niños, altos, bajos, delgados, gordos, así mismo  para todas las ocasión, a un precio accesible, aproximadamente el alquiler de los vestuarios está entre veinticinco mil pesos y treinta mil pesos.                       

A decir verdad, cada disfraz está evaluado aproximadamente entre sesenta a noventa mil pesos debido a su confección, telas y diseño, de igual forma, en la época de carnavales, constantemente  Nicolasa compra disfraces nuevos, puesto que cada año son más las personas que van a su negocios a alquilar vestuarios de danza tradicional.                        
Tiene quince años de estar trabajando en este negocio, labora con su hija que es sorda-muda y su único nieto. En su juventud se ganó la vida siendo aseadora de oficinas, así mismo es una más de las colombianas que espera con muchas ansias tener la posibilidad de contar con una pensión.             
       









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