El carnaval es la fiesta más
importante de la Región Caribe, llena de
alegría, tradición, historia y disfraces coloridos. Esto es gracias a las
personas que pasan noches sin dormir
para que los espectadores de los
diferentes eventos de estas fiestas tengan el gusto de ver hermosos vestuarios
llenos de lentejuelas, plumas y mucho brillo.
Por: Ana Marcela Latorre
Comprar
o alquilar algunos de estos disfraces es costoso, debido a las telas que son
utilizadas para confeccionarlo, así mismo las lentejuelas, plumas,
aplicaciones, tocados y accesorios que son utilizados para hacer aún más
hermosos los vestuarios de las distintas danzas que caracteriza al carnaval.
Ruby Peña, diseñadora de
vestidos de carnaval afirma que “hoy somos testigos que los disfraces no son
los mismo que en la época de nuestros abuelos, actualmente se caracterizan por
ser de fantasía, mas no de tradición, lo que ha causado la pérdida de nuestro
folclore. Así mismo no tenemos sentido de pertenencia por nuestras raíces
culturales, debido que son muy pocos los
niños que tiene conocimiento del significado de los vestuarios de las danzas de
carnaval, de igual forma tampoco saben el esfuerzo de las personas que realizan
estos vestidos”.
Aún no se ha perdido del
todo la costumbre de usar disfraces tradicionales, a decir verdad, fueron las reinas,
reyes infantiles y Rey Momo del carnaval los que impusieron la moda de usar
vestidos característicos de la fiesta llenos de brillo.
Rafael Vanegas Mejía
conocido como “El Corpas”, quien fue el primer rey momo del barrio Pescaíto, en
el marco de los carnavales del año 2007, tiene seis disfraces alegóricos a las
fiestas diseñados y confeccionados por Roger Roy.
Rafael Vanegas Mejía afirma
que “como buen carnavalero los disfraces le dan vida, popularidad,
reconocimiento, debido a que no son iguales a los vestuarios tradicionales
estos son diferentes, son de fantasía”.
Así mismo, hay diseñadoras
que solo se dedican a confeccionar los vestuarios de los niños, como es el caso
de la propietaria del Almacén Casa Glamel, quien ha diseñado muy pocos
disfraces de fantasía carnavaleara, los cuales los vende o alquila para actividades
lúdicas de los colegios privados de la ciudad.
Dejando de lado los
disfraces de fantasía del carnaval, también están los tradicionales, los que
sin lentejuelas, aplicaciones y tocados brillan con luz propia, puesto que
ellos son los que identifican danzas folclóricas de la región Caribe, en estos
vestuarios está nuestra verdadera identidad cultural.
Estos diseños no necesitan
de un modelo exclusivo, pues es el mismo modelo del vestuario para una danza en
específico, de igual forma tampoco para confeccionarlo se utilizan telas
costosas ni de hilos especiales, por lo tanto
se puede adquirir por medio de un precio no tan alto.
Este es el trabajo de muchas
mujeres, confeccionar los disfraces tradicionales y así venderlos o
alquilarlos, como es el caso de Nicolasa Charris de la Rosa, una mujer de voz
apagada, pero de una alegría incomparable. Su rostro está lleno de arrugas
adornadas por su hermosa sonrisa, es propietaria del almacén Nico, donde
alquila todo tipo de disfraces de carnaval.
Tiene un sin número de
disfraces, para todo tipo de persona, hombres, mujeres, niños, altos, bajos,
delgados, gordos, así mismo para todas
las ocasión, a un precio accesible, aproximadamente el alquiler de los vestuarios
está entre veinticinco mil pesos y treinta mil pesos.
A decir verdad, cada disfraz
está evaluado aproximadamente entre sesenta a noventa mil pesos debido a su
confección, telas y diseño, de igual forma, en la época de carnavales,
constantemente Nicolasa compra disfraces
nuevos, puesto que cada año son más las personas que van a su negocios a
alquilar vestuarios de danza tradicional.
Tiene quince años de estar
trabajando en este negocio, labora con su hija que es sorda-muda y su único
nieto. En su juventud se ganó la vida siendo aseadora de oficinas, así mismo es
una más de las colombianas que espera con muchas ansias tener la posibilidad de
contar con una pensión.
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