Un
clásico en todo su esplendor
Por: Ana Arias
De
los grandes románticos y poetas pero sobre todo uno de los más grandes genios
de su época, Shakespeare sigue siendo
brillante incluso hoy, en la modernidad
de la salvaje y fría sociedad actual.

No hay afán en la genialidad
Shakespeare poseía la habilidad de aparecer y desaparecer de la escena, no solo como actor pues también lo hacía en la realidad, hay muchos años de su vida que no fueron documentados en los que atravesó acontecimientos no registrados que por alguna razón lo llevaron a trasladarse de su ciudad natal a Londres donde en poco tiempo comenzó a ser reconocido y adorado como dramaturgo; lo que nos lleva a pensar que este clásico era de esos hombres en ocasiones ermitaños que tras largos silencios y retiros se reconstruyen a sí mismo y regresan al mundo preparados, nuevo y listos para arrasar.
Uno de los sucesos que más marcó la vida de Shakespeare fue la muerte de su pequeño hijo de once años Hamnet y que según algunos críticos fue uno de los factores que lo inspiraron para que escribiera su tan exitosa obra Hamlet, la tragedia que vive el príncipe de Dinamarca tras la muerte de su padre , que al parecer es asesinado por su propio hermano quien luego consigue la mano en matrimonio de la reina, Hamlet él protagonista de esta historia cae en un gran dilema que lleva no solo a muchos sino a el mismo a la muerte.
Se podría afirmar que todo ese misterio de lo personal e íntimo de Shakespeare se descubre detrás de sus obras llenas de drama y tragedia, desde Romeo y Julieta, Macbeth, Coriolano y Julio César, obras en las que se anteponen fuertes enfrentamientos morales, de justicia y amor, llevados a las tablas con tal pasión que nos permiten sin necesidad de ser psicólogos entender a William desde afuera pero en sus más profundos y escondidos aspectos, como las ocasiones en las que puso en duda la felicidad dentro de su matrimonio, está registrado en varios de sus escritos una manifestación de inconformidad e insatisfacción emocional y física frente a la que era su esposa además de un posible amorío con una segunda persona tal como se deduce en su siguiente soneto:
Dos amores tengo yo de disfrute y desesperación los cuales como dos espíritus aún me sugieren que el mejor ángel es un hombre blanco y derecho, y el peor espectro, una mujer de color enfermizo.
Se cree que este va dirigido al dilema amoroso que Shakespeare tenía y la manera incolora en la que este dramaturgo miraba a su esposa.
Un romántico revolucionario
J.W Marckal afirma: “La mejor manera de acercarse a Shakespeare es leyéndolo abandonándose en la fascinación del mundo que abre ante nosotros”.
Shakespeare era un romántico porque creía irrevocablemente en el amor verdadero ese que a pesar de doloroso podía ser eterno aun después de la muerte, un amor ciego, prohibido, tonto pero verdadero que iba en contra de todos los parámetros de protocolo, etiqueta o decencia de los siglos XXVIII y XXIV. “El manto de la noche me escondera de ellos, con tal de que me quieras que me encuentren aquí. Más vale que acabe mi vida por su odio, que prorrogar la muerte sin tener tu amor...” Fragmento Romeo y Julieta.
El Bardo de Avon no se limitaba solo a cuestiones del corazón, sino también de la realidad política de su país, entre su excentricismo y capacidad soñadora expresaba cuestiones como: “Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar...Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños”. Una sutil crítica al poder y la tiranía descarada.
Pero no podía dejar a un lado la delicadeza y nivel superior que solo a los artistas caracteriza, es que la sensibilidad y la cultura atribuye a los verdaderamente ilustrados quienes dentro de tanto conflicto reconocen que la amabilidad y la paz siguen siendo el mejor camino. "Es más sencillo obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada".
El hombre en busca de sí mismo

Deja claro en este fragmento el hecho de la imperfección, del error inevitable de los hombres y que cuando el daño está hecho no hay marcha atrás ni cabida al arrepentimiento pues cada quien pasa a ser dueño de sus propios actos y consecuencias.
Son este tipo de temáticas y enfrentamientos morales del ayer los que han mantenido a Shakespeare como protagonista en nuestro hoy, pues como lo afirma Samuel Johnson un crítico contemporáneo de este actor, “Un pensamiento no nos llega al alma porque los males a los que nos enfrentan sean reales sino porque son males a los que nosotros mismo estamos expuestos”.
Esto explicaría mucho sobre la prevalencia del pensamiento Shakesperiano aun en la actualidad, pues este ilustre poeta trataba en su época los mismos dilemas que preocupan al hombre del siglo XXI, los mismos choques y enfrentamientos morales que ponen en jaque todo aquello entre lo que debemos hacer y queremos hacer.
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