lunes, 7 de abril de 2014

El mejor periodista polaco del siglo XX

Destacado siempre por sus innumerables aportes al periodismo. Ryszard Kapuściński nos muestra el camino para llegar a ser grandes personajes reconocidos en el maravilloso mundo del reportaje.

Por: Eva Oñate

Hombre con apariencia sencilla, ojos grisáceos con expresión particular, mirada cambiante, casi camaleónica, así describe uno de sus estudiantes de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano a Ryszard Kapuściński, hombre considerado uno de los grandes reporteros del mundo.


Nació en Pinks, Polonia en 1932, se graduó a los 19 años de edad de historiador en la Universidad de Varsovia, más de 20 años trabajó como corresponsal de la Agencia Polaca de Prensa, colaboró con los diarios The New York Times y la revista Time.

Carrera y reconocimientos

Su prosa era una de mezcla de géneros que iban desde formas tradicionales hasta ensayos que envolvían al lector por su peculiar y mágica manera de escribir,  una de las razones por las que siempre sobresalió en el mundo del periodismo, fue honrado con diferentes menciones como, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, por su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar su mensaje, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cracovia, Universidad de Gdansk y Universidad de Silesia en Katowice, Premio Letterario Elsa Morante, Miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes y entre otros merecidos premios.

Obras

Este hombre reconocido como el mejor periodista polaco del siglo xx, dedicó su vida entera a su profesión, estuvo en las zonas más conflictivas del planeta como corresponsal en más de 17 guerras, fue un viajero incansable.  Escribió más de 20 libros, en los que -dicen los críticos- ha elevado el periodismo y la crónica al nivel de la literatura, entre los más reconocidos están "El Ébano", una colección de historias cortas que retratan África a través de sus guerras civiles, "El Emperador", sobre la vida el emperador Haile Selassie, de Etiopía, "El Sha", acerca de la época del Shah Mohamed Reza Pahlevi de Irán, "La guerra del fútbol", en el que habla sobre diversos conflictos africanos y latinoamericanos, el reportaje que da título al libro narra la guerra entre Honduras y El Salvador, "Los cínicos no sirven para este oficio", basado en entrevistas y conversaciones moderadas por Maria Nadotti y "Los cinco sentidos del periodista", que recoge principios básicos de periodismo, con base en los talleres que impartió en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.


Otras curiosidades

Un personaje de admirar, espléndido escritor y periodista, sin embargo siempre fue caracterizado por su sencillez, humildad y amabilidad que parecían hacerlo brillar donde llegaba,  sus pequeños pies llamaban la atención porque como dice en su libro ‘Los cinco sentidos del periodista’ quien imaginaría que un hombre cuya vida transcurrió en su mayor parte caminando el mundo tuviera unos pies tan pequeños.

En sus libros repartía su conocimiento, hablaba de toda clase de temas en especial de periodismo, como en el libro ‘Los cínicos no sirven para este oficio’ “en nuestro oficio hay que tener algunos elementos específicos muy importantes, uno de ellos es una cierta disposición a aceptar el sacrificio de una parte de nosotros mismos. Esta profesión es muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella 24 horas día. No podemos cerrar nuestra oficina a las 4 de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Éste es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo. O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto".

Describe el periodismo como una profesión de esfuerzos, porque como él expresa en otro párrafo, “al empezar no da muchos frutos. De hecho, casi todos los periodistas principiantes son gente pobre y durante muchos años no gozan de una situación económica muy boyante, se sube el nivel sólo con la edad y se requiere tiempo. Tened paciencia y trabajad. Nuestros lectores, oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez, empiezan a asociarla con nuestro nombre. Ese es el momento en el que se convierte entonces en un periodista estable. No será nuestro director el que lo decida, sino nuestros lectores”.

Escritos como estos dirigidos a sus colegas y periodistas principiantes fueron característicos de Kapuściński, ellos te guían, te enseñan, te hacen conocer y amar como él esta profesión, pero también lamentar la pérdida de tan admirable periodista, el cual falleció en el año 2007 a sus 75 años de edad a causa de una grave enfermedad por la cual tuvieron que someterlo a operaciones en distintas ocasiones, acabando con la vida de esta gran figura del periodismo.


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