jueves, 25 de septiembre de 2014

Nadie se escapa de ella

La muerte no mira clases sociales, todos vamos para el mismo hueco.

Por: Yiseth Rodríguez 

La diosa de la muerte.

Silenciosa, sexi, astuta  y  atrevida, así es ella, una mujer sensual y caprichosa,  no mira condiciones económicas, no se deja llevar por la belleza vana de las personas, no es egoísta, ni tampoco del todo justa, solo es el regalo de Dios.

La muerte no se fija en la cartera, ni que tan popular es la persona, ella sencilla, simplemente cumple con su labor, no la entendemos, pero tampoco la juzgamos, ella solo hace su  trabajo; el trabajo peor pagado, porque recibe ofensas, rechazo y en algunos casos gratificaciones. Hay quienes la quieren, otros la odian y una pequeña cantidad de la humanidad solo la espera.


¿Por qué ella y no él?

Quizás porque es más atractiva, de pronto porque  le queda mejor el trabajo, o simplemente porque el artículo la es para ella y no para él.
Eso no importa, lo único que cuenta es que  se lleva a todos por igual, no sabemos si a un mundo mejor o a las frías cavernas del inframundo.

Sencillamente  acaba con el primer regalo que nos concede Dios, la vida, que aunque sabemos que es prestada no la atesoramos, al contrario, contaminamos nuestro cuerpo con alcohol, drogas, y así, dañamos ese templo sagrado y único que tenemos.

No todos sirven para esto

La muerte es el auxilio  del desvalido, es la salida para muchos, la desgracia para otros y para los médicos forenses “es quién les da de comer”, eso  fue lo expresado  por Roberto Carlos Blanco Rodríguez, un joven de 35 años, que ha compartido con los muertos desde que tiene uso de razón, debido a que su padre tenía una funeraria y era él quien le colocaba las flores cuando ya el muerto estaba dentro del ataúd.
De hecho, eso fue los que lo inspiro a escoger esa dura profesión que para él es la más relajante del mundo, porque siempre está en completa armonía y nadie lo está apresurando, ni tampoco se están quejando del dolor, es por eso que le encanta su profesión.

'Carlitos hueso', como es conocido por sus compañeros de trabajo, es el encargado de realizar la necropsia,  el cual consiste en el examen sistemático de un cadáver y la abertura de sus cavidades para conocer el estado de los aparatos y órganos que lo conforman, y así, determinar las lesiones macroscópicas y microscópicas,  para integrar diagnósticos morfológicos e investigar las causas de la muerte, para esto hay que tener un orden:

1.- Examen externo del cadáver.
2.- Incisión de la piel y el tejido subcutáneo.
3.- Extracción de la parrilla costal.
4.- Examen de la cavidad torácica y abdominal.
5.- Extracción de órganos del tronco y abdomen.
6.- Autopsia craneal.
7.- Autopsia raquídea.


Objetividad o frívolo

Roberto Blanco Rodríguez cuenta: La medicina forense es una de las ramas más duras para la aceptación de la sociedad, debido a que  no es fácil estar parado al lado de un difunto  y mucho menos extraerle los órganos. Muchos piensan que esta profesión es para personas insensibles, y están en un error.  Las emociones son difíciles de controlar,  en muchas ocasiones es dolor, en otras rabias.

Es estos casos no se puede meter el corazón, porque se pierde la objetividad de las cosas y no es que no duela, solo que se aprende a ser fuerte. Lo más difícil de esta profesión es ver a los familiares de la víctima reconociendo el cadáver, puesto que, es una mezcla entre dolor y pena; dolor por ver el sufrimiento de las personas y pena por tener que manipular los cuerpos, aunque ellos no ven eso, se lo imaginan por la abertura que ven en la cavidad torácica.

El caso que más recuerdo fue  el de un niño que murió por múltiples golpes originado por una golpiza que le dio el padre del  menor, el niño tenía 4 años,  le encontramos quemaduras de cigarrillos en todo su cuerpo, malformaciones en el cerebro ocasionado por los golpes en la cabeza que éste le generó, y sus órganos internos reventados, lo más triste y el  recuerdo que nunca olvidaré fue  la expresión que hizo el comandante del C.T.I cuando la madre le dijo que lamentaba no haberlo denunciado antes, porque tenía miedo de que él la dejara.
Pero en fin, esto fue lo que elegí, y aunque suene raro me gusta hacerlo y me apasiona mi trabajo.

“La vida es muy corta o muy larga para darme el lujo de malvivirla”
Paulo Coelho




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